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¿Qué nos muestra el GEM 2015?

Por Hernán Cheyre:

El reciente informe anual del Global Entrepreneurship Monitor (GEM) que realiza en Chile la UDD muestra que si bien en 2015 dejó de crecer el porcentaje de la población activa que declara estar realizando algún emprendimiento (25,9%), la tasa sigue siendo una de las más altas entre las economías basadas en la eficiencia, y la más elevada entre los países de la OECD. No obstante, llamó la atención que en 2015 quienes declaran estar emprendiendo por necesidad aumentaron significativamente desde 17,6% a 27,3% -en buena medida explicado por el deterioro de la economía nacional-, y que la proporción de los emprendedores en etapas iniciales que considera que en los próximos seis meses habrá buenas oportunidades de negocios bajó de 73,4% a 62%. En un ambiente marcado por el pesimismo, cambiar esta percepción será un gran desafío. Sin embargo, lo bueno es que los emprendedores están siempre atentos a la aparición de buenas oportunidades, de modo que en la medida que la música que se toque sea la adecuada, habrá quienes estén dispuestos a embarcarse en un nuevo proyecto y entrar a la pista de baile.

Al margen del deterioro que se pueda observar en algunos indicadores respecto de oportunidades de negocio para los próximos meses, así como de otras materias relacionadas al ciclo económico, hay otros elementos vinculados a la percepción de la actividad emprendedora que conviene destacar, porque se han venido consolidando durante los últimos años, y constituyen un buen soporte para proyectar este tipo de actividades a futuro. Un elemento muy relevante en este sentido es lo referido a la valoración social del emprendimiento en Chile. De acuerdo a lo reportado por las más de 6 mil personas adultas que fueron encuestadas a lo largo de todo el país, aproximadamente un 70% señala que la mayoría de las personas que el emprendimiento es una opción de carrera deseable, y que los emprendedores exitosos son respetados y gozan de prestigio. Otro aspecto importante se refiere al nivel de educación de los emprendedores: 2/3 de quienes se encuentran en las etapas iniciales de emprendimiento declaran tener un nivel educativo que va más allá de la enseñanza media obligatoria. En épocas en que la mayor proporción del emprendimiento en Chile era por necesidad –varias décadas atrás, aunque no hay datos precisos-, lo “normal” es que los jóvenes se proyectaran en un empleo estable en una empresa ya consolidada. Los egresados de la educación superior que optaban por el “camino propio” eran una rareza para la época, y no pocos pensaban que esa decisión se debía a que no tenían muy buenas opciones en el mercado laboral tradicional. La situación actual es justamente la opuesta, y son cada vez más los que quieren emular a Jobs, Gates o Zuckerberg, por citar casos que se han convertido en íconos.

Para un país que enfrenta problemas de productividad, el potencial que se puede obtener a partir de una ola emprendedora que apunte a la innovación es enorme. Basta tener en cuenta que son los nuevos emprendedores los que suelen introducir cambios gigantescos en las industrias, desafiando a los operadores incumbentes, y que son las nuevas empresas las principales generadoras de empleo en un país. Yen la medida que éstas van creciendo, las ganancias de escala van permitiendo beneficiarse de la mayor productividad que ellas generan.

Para consolidar la actividad emprendedora en Chile la generación de un entorno adecuado por parte del Gobierno es fundamental. Iniciativas como el recién creado “Escritorio Empresa”, que permite realizar una serie de trámites para comenzar un negocio a través de una ventanilla única, son de gran importancia. Esto complementa el avance que significó el proyecto que permite crear empresas en un día, evitando así los costos y trámites asociados a notarios y conservadores. Iniciativas de este tipo debería haber muchas más, porque están en la esencia de lo que necesitan los emprendedores para poder desplegar su impulso creativo con la menor cantidad de trabas que sea posible. Un segundo ámbito de intervenciones estatales son aquellas que permiten aumentar la competencia en los mercados, de manera que puedan ser “desafiados” por nuevos emprendedores. En esta línea también ha habido avances importantes. Un tercer tipo de acciones se refiere a los programas gubernamentales de apoyo al emprendimiento y la innovación. Durante ya varios años se ha venido observando un aumento en el compromiso presupuestario de los gobiernos con este propósito, lo cual ciertamente es positivo, pero debiendo tenerse el debido cuidado de no sobre expandir los apoyos, ya que se corre el riesgo de perder eficacia en la asignación de los recursos públicos involucrados, así como de generar conductas no deseadas por parte de los propios emprendedores (dependencia de los subsidios estatales). Y un cuarto tipo de acciones son las referidas al ambiente regulatorio que las afecta, como el tributario y el laboral. La reforma impositiva constituye una barrera para las empresas nuevas y en crecimiento para casi 2/3 de los expertos encuestados. Los temas relativos a la legislación laboral no fueron medidos en 2015, pero un análisis de la situación permite anticipar que la menor flexibilidad contenida en el proyecto que está en trámite de aprobación va a afectar a los emprendedores en forma negativa.

Con todo, la visión del vaso “medio vacío” nos muestra que en 2015 hubo retroceso en variables que son importantes para los emprendedores, pero la visión del vaso “medio lleno” nos indica que hay un gran potencial, y que en la medida que se despejen trabas e incertidumbres, el emprendimiento y la innovación se consolidarán como un importante pilar para un crecimiento más productivo y más inclusivo.