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Productividad y aporte de escuelas de negocios

Por Cristián Larroulet:

En el Año de la Productividad es oportuno preguntarse si nuestras escuelas de economía y negocios están contribuyendo a formar adecuadamente el “capital humano” especializado en dirigir las empresas, principales generadoras de productividad en la economía.

Afortunadamente existen rankings y mecanismos de evaluación mundial de programas educativos que nos dan luces al respecto. Entre otros, destacan el Foro Económico Mundial y la revista América Economía, que nos permiten anualmente hacer esta evaluación.

Así si analizamos el Global Competitiveness Report (2015-2016) nos encontramos con una mala noticia. En el ranking que entrega el Foro Económico Mundial, que se elabora en base a una encuesta internacional a ejecutivos en que se les pide evaluar a las escuelas de economía y negocios, apreciamos que el año pasado Chile se ubicaba en el lugar trece con 5,4 puntos -uno de los mejores resultados obtenidos por Chile en los subrankings del Estudio Global de Competitividad. Sin embargo, este año retrocedimos ocho posiciones, cayendo al número 21 del ranking, con 5,3 puntos. Puede haber varias razones pero hay mucho de realismo, ya que mejoran en el desempeño, pasando a Chile, Hong Kong, Irlanda, Noruega, Islandia, Dinamarca, Suecia y Australia, conocidos por un sistemático esfuerzo por mejoras sistemáticas en la calidad de sus escuelas de negocios. No obstante, también está influyendo la incertidumbre que vive la educación superior, producto de las nuevas políticas que impulsa el Gobierno, las que sin duda frenan decisiones de contratación e inversión relevantes en la producción académica.

Pero también hay buenas noticias. En efecto, el estudio anual de América Economía nos muestra que el clúster de escuelas chilenas sigue brillando en el continente latinoamericano. Así, existen doce países latinoamericanos que cuentan con escuelas de economía y negocios rankeadas entre las 40 mejores instituciones de la región. Chile es el que tiene el mayor número de escuelas (entre 2015 y 2016 nuestro país aumentó su presencia de nueve a diez instituciones) y lo siguen Colombia, Argentina, Brasil y México. Este resultado valida mi afirmación de que contamos con un clúster en el área, a pesar de nuestra baja población.

Lidera el ranking global la Universidad Adolfo Ibáñez, seguida por la Universidad Católica, la Universidad de Chile, la Universidad del Desarrollo y la Universidad Diego Portales. Destaca el hecho que entre las diez instituciones hay cinco universidades privadas, dos privadas tradicionales y tres estatales.

El ranking de América Economía hace un aporte relevante al realizar subrankings que hacen posible evaluar el desarrollo de competencias y habilidades específicas en las correspondientes escuelas. Aquí cabe destacar otra buena noticia: las universidades chilenas lideran la mayoría de los subrankings. La FEN de la Universidad de Chile logró ser número uno en las áreas de finanzas, marketing y operaciones, mientras la Universidad Católica lideró la de economía y la Universidad del Desarrollo ha sido número uno ambos años en el área emprendimiento e innovación. Además, la presencia de universidades chilenas es significativa en todas las especialidades, lo que confirma nuestro liderazgo.

Por supuesto queda mucho por hacer, pero hoy cuando se habla de productividad y reformas a la educación superior, debemos prestar atención a nuestras escuelas de economía y negocios, que son las generadoras de talentos que hacen posible que nuestra economía vuelva a crecer.