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Emprendimiento social: negocio más allá del negocio

Por Vesna Mandakovic y Antonio Lecuna
El Mercurio

Empresas sociales

El emprendimiento tradicional no es garantía de desarrollo. En Chile, el 26% de la población adulta entre 18 y 64 años se considera un emprendedor en etapa inicial, según el Global Entrepreneurship Monitor Chile 2015. Esta cifra es superior a las tasas de emprendimiento de las economías desarrolladas o basadas en la innovación.

El emprendimiento social es otra historia. En un estudio de Antonio Lecuna, de la Universidad del Desarrollo, publicado en la revista Journal of Technology Management and Innovation, para el período 2004-2009, en 54 países, se encontró que el emprendimiento social tiene el potencial de generar desarrollo, innovación y otros beneficios directos e indirectos, incluyendo la reducción de las desigualdades.

En lugar de incentivar el típico startup, una herramienta para combatir las desigualdades es fomentar el emprendimiento social con alto potencial de crecimiento. Una política pública acertada es «pensar como» un inversionista de capital de riesgo y concentrarse en emprendedores extraordinarios que persiguen fines sociales.

IMPORTANCIA

Las empresas sociales han ido creciendo. Hace cinco años no se encontraba en el debate público el concepto de emprendimiento social. Este crecimiento, sumado a los nuevos procesos de certificación (BCorps), ha logrado no solo que el impacto de ellas sobre la economía haya crecido en relevancia, sino también que cada vez más se encuentran trabajando en conjunto para ampliar, y en algunos casos transformar, el espectro y espacio de los negocios.

Las empresas sociales se distinguen de las tradicionales porque son negocios con objetivos sociales, cuyos excedentes se reinvierten principalmente en el negocio o en la comunidad, en lugar de maximizar beneficios para los accionistas y propietarios.

El emprendimiento social desafía la concepción tradicional de empresa, pues considera el cambio social y ambiental como su objetivo de negocio, y los resultados financieros como el medio para alcanzar dichos objetivos, no como su objetivo principal. Van más allá de la búsqueda de utilidades para crear valor público, ofreciendo soluciones de mercado innovadoras para los problemas sociales y ambientales.

DE QUÉ ESTAMOS HABLANDO

Para algunos, el emprendimiento social se refiere a las organizaciones con misión social (Lasprogata y Cotten, 2003). Otros entienden por emprendimiento social la creación de negocios para servir a los sectores empobrecidos (Seelos y Mair, 2005). Incluso, hay quienes definen emprendimiento social como el uso de las innovaciones sociales para solucionar problemas sociales y generar cambio social, independiente de si están involucradas las actividades comerciales (Martin y Osberg, 2007).

Dado que no existe un consenso universal del concepto de organización social (Nicholls, 2010) se han identificado cinco subconceptos que orientarán la definición de organización social. Es decir, el emprendimiento o empresa social es aquella organización que combine dos o más de los cinco subconceptos, detallados a continuación:

1. CREACIÓN DE VALOR SOCIAL

Se refiere a los objetivos altruistas con misión social (Seelos y Mair, 2005), a la creación de riqueza social (Zahra et al., 2009) para combatir los problemas sociales (Alvord et al., 2004), solucionar problemas ambientales y a la promoción del propósito social (Murphy y Coombes, 2009).

2. EMPRENDEDOR SOCIAL

El emprendedor social es aquella persona visionaria, innovadora, generadora de cambio y tomadora de riesgo (Bacq y Janssen, 2011), que inicia y opera una organización con propósito social (Choi y Majumdar, 2014).

3. ORGANIZACIÓN EMPRENDEDORA SOCIAL.

El emprendimiento social puede ocurrir en los sectores públicos, privados o la tercera vía (Bacq y Janssen, 2011). También existen organizaciones híbridas, con y sin fines de lucro (Murphy y Coombes, 2009), que tienen en sus modelos de negocios generar valor con sentido e impacto.

4. ORIENTACIÓN DE MERCADO

Se refiere a la eficiencia, la efectividad de las actividades comerciales, a la gestión de recursos (Nicholls, 2010), la autosuficiencia y sustentabilidad financiera (Haugh, 2005).

5. INNOVACIÓN SOCIAL

Según Schumpeter, el emprendimiento consiste en hacer innovaciones. El emprendedor social no es la excepción, ya que son agentes innovadores de importantes cambios continuos y de transformaciones sociales sustentables (Alvord et al., 2004). El cambio de paradigma que es capaz de generar una innovación social genera un impacto asociado a mejoras de bienestar.

LA SITUACIÓN EN CHILE

Pablo Muñoz, profesor de la Universidad de Leeds, publicó recientemente los resultados de un proyecto (cofinanciado por Corfo) que estudia la estructura y dinámica del emprendimiento social en Chile. Según el profesor Muñoz, los emprendedores sociales surgen con la motivación de resolver un problema social, más que por una idea de negocio.

Según Sebastián Salinas, reconocido emprendedor social de la empresa Balloon: «Esa es la gran diferencia entre un emprendedor ‘normal’ y uno social. El ‘normal’ busca maximizar el precio de la acción de su empresa, que se haga cada vez más cara. El emprendedor social no; este busca maximizar el impacto social que genera y, por lo tanto, ojalá quedarse sin trabajo.»

Fabián Martínez, emprendedor de la empresa Puntaje Nacional, reitera que el objetivo de su empresa es social y no comercial. «Nos llegaron varias ofertas de compra; hemos tenido varios acercamientos de privados que nos han querido comprar. Pero ellos querían cobrar por el sitio y nuestra convicción como equipo era otra, estábamos tan convencidos de que nuestro objetivo era reducir la brecha educacional para lo cual teníamos que mantener la gratuidad. Rechazamos todo.»

Asimismo, los resultados del proyecto confirman que el emprendedor social chileno es una persona más joven y con mayores niveles educacionales, en relación al emprendedor tradicional. Esto es consistente con lo que está documentado a nivel internacional: son cada vez más los jóvenes altamente calificados que buscan crear empresas con sentido. También en el proyecto se observa que los emprendimientos sociales presentan una escasa movilidad, un 77% de los emprendedores sociales declaran que siguen funcionando en el mismo lugar donde se fundaron las empresas. Más del 70% de los emprendimientos sociales en Chile tienen menos de cinco empleados y presentan, en ese rango, un porcentaje similar de voluntarios.

OPORTUNIDADES

A diferencia del emprendimiento tradicional, los modelos de negocio son innovadores y nacen de la necesidad de dar solución a problemas socioambientales. No solo dan paso a la construcción de nuevos mercados y segmentos de mercado, sino también responder, tanto a las necesidades de sectores desprotegidos como a las demandas de consumidores por productos sociales y ambientalmente responsables.

Adicionalmente, la incorporación de prácticas sociales y ambientales contribuye a la legitimidad, la valoración de mercado y el mejoramiento de la estructura operativa de estas empresas. Esto incrementa no solo su capacidad de construir valor, sino, además, su capacidad de recuperación frente a situaciones de crisis y presiones sociales.

Sin embargo, el éxito del emprendimiento social implica fomentar programas de inmersión en el contexto donde se desarrollan, vinculando a la comunidad con los problemas e ideas. También facilitar el desarrollo de proyectos de emprendimiento que se generen en las mismas comunidades de manera endógena. Finalmente, la medición de impacto de un emprendimiento social es clave para conseguir financiamiento. De esta manera se logra que los emprendimientos sean sustentables en el tiempo.