Por Vesna Mandakovic | Directora Instituto de Emprendimiento (IE UDD) | La Tercera

Desde hace más de 15 años, el emprendimiento se ha legitimizado en nuestra sociedad. Ser emprendedor está bien valorado por el entorno y de manera creciente se ha transformado en una opción de desarrollo de carrera deseable. Pero el comportamiento emprendedor no es patrimonio exclusivo de los “nuevos negocios” o startups. Si entendemos que el comportamiento emprendedor es la habilidad y disposición a reconocer oportunidades y actuar en torno a ellas, implementando soluciones y en algunos casos comercializándolas, podríamos también observar y promover comportamientos emprendedores dentro de organizaciones ya existentes, y esto es lo que denominamos intraemprendimiento.

El intraemprendimiento se refiere a la habilidad que tiene la empresa de embarcarse en actividades innovadoras dentro de los límites de una organización existente. Una empresa será entonces intraemprendedora si es capaz de identificar nuevas oportunidades, a través del aprendizaje continuo realizado de manera compleja y sistemática. La literatura sobre estos temas, nos indica que el aprendizaje tiene aspectos internos y externos; los externos están vinculados a cómo las empresas aprenden a reconocer y seguir oportunidades del entorno. Mientras que el interno, tiene que ver con cómo una organización intraemprendedora estructura y organiza el proceso de aprendizaje, no solo para identificar oportunidades, sino también para “cocrearlas”.

El comportamiento emprendedor está presente en muchas empresas de nuestro país y el Ranking C3 de Creatividad e Innovación que realiza la consultora Brinca en alianza con la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad del Desarrollo, nos muestra evidencia de aquello. Empresas de distintos sectores, líderes a nivel nacional, cuentan con estrategias y culturas de innovación. No todas se encuentran en la misma etapa o consolidación de la estrategia, pero sí se observa que en tiempos de incertidumbre las organizaciones aceleraron procesos que ya se habían iniciado. Esto se refleja claramente en el Ranking C3, donde vemos un aumento significativo en la medición de culturas creativas e innovadoras desde el comienzo de la pandemia. La mayoría de las empresas medidas en el ranking del año 2021, se encuentran categorizadas en culturas de aprendizaje y son una minoría las que se mantienen en culturas de eficiencia.

En tiempos de grandes desafíos globales, la necesidad de innovar dentro de las organizaciones resulta ser más relevante. El diagnóstico respecto a cuáles son los grandes dolores que tiene el mundo contemporáneo está, es la forma en que las empresas intentan generar ideas e implementar soluciones, vinculándose con el entorno y sus trabajadores, lo que hace la diferencia entre una empresa intraemprendedora, que empatiza y aprende, versus una empresa que no aprende del entorno, se aísla y no “cocrea” soluciones de manera colaborativa.

Revisa la edición especial de La Tercera sobre el Ranking C3 de Creatividad e Innovación AQUÍ.