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Columna «Cuentas fiscales alegres, deuda explosiva y reformas tributarias» | Klaus Schmidt-Hebbel

Martes 4 de junio 2024
El Mercurio

Cuentas alegres

El Ministerio de Hacienda (MH) proyecta una reducción del déficit fiscal desde el 2,4% del PIB en 2023 a valores de 1,9% en 2024 y 0,5% en 2025 –¡dejando la tarea de generar superávits y equilibrios fiscales en 2026-28 al próximo gobierno!–. ¿Son realistas las proyecciones que hace el MH para su propia gestión 2024-25 y después? No lo son, por varias razones.

Primero, los ingresos tributarios se proyectan bajo supuestos muy optimistas de crecimiento: 2,7% en 2024 y 2,5% en 2025. Segundo, el MH subestima los gastos futuros de interés sobre la deuda pública, por incrementos mayores en tasas y deudas.

Tercero, el Gobierno ha comprometido gastos no considerados en sus proyecciones fiscales, derivados de su Proyecto de Ley de Reforma Previsional (PdLRP) –que costaría en régimen 1,2% del PIB–, la extensión de la Pensión Garantizada Universal (PGU) a $250.000 y a toda la población (populismo puro) –cuyo costo anual será de 0,7% del PIB–, y no ha considerado en su proyección de deuda y pago de intereses la condonación del Crédito con Aval del Estado (CAE) –populismo duro y puro–, cuyo valor total equivale a 3,7% del PIB.

Deuda subreportada y explosiva

La deuda bruta del gobierno central alcanzó un 39,4% del PIB en 2023, un monto muy inferior a la deuda pública bruta total. Algunos de los pasivos financieros adicionales del Estado se pueden reconstruir desde otras fuentes públicas: la deuda de las municipalidades, la creciente deuda de las empresas públicas (10,1% del PIB) y los pasivos contingentes del gobierno central (11,2% del PIB). Considerando estas deudas, la deuda pública bruta ajustada se eleva a 60,7% del PIB en 2023. Pero esta cifra aún dista de la deuda pública total efectiva, porque el Estado no informa sus niveles de deuda con proveedores privados –de los cuales un número creciente quiebra por el incumplimiento en los pagos del Estado. (Véase evidencia para la UE en Checherita et al., 2015).

Pero esto no es todo. La condonación total del CAE agregaría un 3,7% del PIB a la deuda pública total y los flujos anuales de mayor gasto fiscal por la reforma previsional y la extensión de la PGU agregarán anualmente otro 1,9% al aumento de la deuda pública total efectiva.

Reformas tributarias

Después del estrepitoso fracaso del proyecto de reforma tributaria en 2022-23, el MH anunció un nuevo PdL de reforma al impuesto a la renta, que se presentaría en marzo de este año. Nada ha ocurrido a la fecha, mientras los anuncios sobre su contenido han ido cambiando.

Sí presentó el MH al Congreso el Proyecto de Ley de Cumplimiento Tributario, que procura asegurar el correcto cumplimiento del pago de impuestos. Sin embargo, el proyecto agrega varias atribuciones nuevas al SII que son excesivas en comparación con los que les asigna a los contribuyentes. Además, propone cambios sustanciales a impuestos como el impuesto a la renta, el IVA y los impuestos a herencias y donaciones. El Senado debería corregir las atribuciones excesivas y rechazar la inclusión de aumentos de impuestos en un proyecto de cumplimiento tributario.

En resumen

Las cuentas alegres del MH para 2024-2028 carecen de fundamentos serios y son inconsistentes con las reformas en el Congreso y las anunciadas para los siguientes meses. Simplemente, no hay espacio fiscal alguno para nuevos gastos. La deuda pública total efectiva de Chile es desconocida –solo sabemos con certeza que sigue una trayectoria explosiva–.

¿Cómo se restablecerá la solidez y sostenibilidad fiscal de Chile? A través de una combinación virtuosa de: (i) una reforma tributaria acotada y eficiente (impuestos a “males”, la extensión de la base de contribuyentes), (ii) la eliminación de programas de gasto mal evaluados, (iii) políticas pro crecimiento, y (iv) una política pro formalización laboral y productiva.