Hero Image

Noticias

Economista Universidad de Chicago Robert Shimer: “La economía chilena tiene una estructura laboral con muchas rigideces para los trabajadores con contrato indefinido”

El especialista en economía laboral apoya que el Banco Central estudie el mercado del trabajo dados sus efectos en la inflación.

El Mercurio | Lunes 13 de noviembre, 2025

Cuando Robert Shimer (57) habla sobre las políticas económicas de Donald Trump, su rostro se torna algo mustio. Pero sus ojos brillan cuando conversa sobre un programa educacional llamado Economics for Everyone, E4E (Economía para todos), que ha impulsado desde la Escuela de Economía de Chicago y que en Chile lanzó en su alianza con la Universidad del Desarrollo.

“Muchas veces, cuando enseñamos economía, se vuelve muy matemática muy rápido. Pero estamos hablando de cosas intuitivas: nuestra comprensión del mundo”, cuenta este economista doctorado en el MIT y que ha trabajado en el Departamento de Economía de la U. de Chicago desde 2003. “A veces es contraintuitiva, pero con unos pocos principios básicos —cómo las personas trabajan para mejorar sus vidas dadas las restricciones, cómo se adaptan— esos principios llegan muy lejos. Empezamos en Chicago, luego recibimos una donación que nos alentó a mirar más allá, en EE.UU. y el mundo. Encontramos un socio increíble en la UDD. La UDD ha tenido históricamente una conexión cercana con Chicago —fundadores y directivos con títulos de Chicago—, así que eran socios naturales y estaban deseosos de mejorar la educación económica en Chile”. E4E Chile tiene un diplomado que está formando a 170 profesores de matemáticas e historia, donde prevén alcanzar a más de 5.000 alumnos.

Para aprender más sobre el rol de los Chicago Boys y la economía chilena leyó el libro de Sebastián Edwards al respecto. “Hoy hay una fe tambaleante en el capitalismo”, expresa: “Pero la idea básica, incluso para los extremadamente ricos, desde Rockefeller hasta Mark Zuckerberg, es que no llegaron ahí quitándole a alguien más, sino creando valor para los consumidores. Obtienen una parte pequeña del excedente, pero probablemente han creado mucho más valor que la riqueza que acumularon”.

Empleo en Chile

—El Banco Central de Chile estudió la situación del empleo y concluyó que las leyes que aumentaron el salario mínimo y redujeron la jornada laboral causaron un desempleo persistentemente alto, porque las empresas empezaron a anticipar mayores costos automatizando procesos. ¿Tiene sentido estudiar el mercado laboral para tomar decisiones de política monetaria?

“Hay varias cuestiones ahí. Primero, no he visto ese estudio en particular, pero la idea de que puede haber vínculos entre salarios mínimos altos, otras regulaciones laborales y desempleo me parece muy razonable. Segundo, si cuando observas alto desempleo la causa es algo como una rigidez nominal a la baja de los salarios, entonces habría margen para que el Banco Central lo aborde creando algo de inflación temporal, que reduzca los salarios reales y motive a las empresas a contratar. Por el contrario, si la causa del desempleo son decisiones de otras partes del gobierno sobre salarios mínimos altos, entonces el margen de acción de la autoridad monetaria es prácticamente nulo. Por eso creo que tiene todo el sentido que el Banco Central —en Chile o en Estados Unidos— observe y entienda las causas de la situación actual y las proyecciones de la economía, incluso si lo único que realmente puede manejar a largo plazo son los temas de estabilidad de precios”.

—¿Ese tipo de banco central no necesita un mandato adicional para mirar el mercado laboral y hacer este tipo de análisis?

“El mercado laboral puede ser útil para entender lo que pasa con la inflación, para proyectarla. Soy cuidadoso: no me opongo a que el banco central tenga un doble mandato. Pero la realidad del doble mandato la mayor parte del tiempo es que observan un 95% inflación y un 5% empleo, porque sus herramientas están diseñadas para abordar uno de esos problemas y no el otro”.

—Si le digo que Chile tiene 8,3% de desempleo con una economía que crece 2% al año, ¿qué diría de su mercado laboral?

“No creo que sea saludable. Se puede mirar hacia atrás en las políticas implementadas e intentar entender de dónde viene ese desempleo excepcionalmente alto y persistente. Mencionaste los salarios mínimos. Mi comprensión es que la economía chilena tiene una estructura laboral con muchas rigideces para los trabajadores con contrato indefinido, mientras que la mayoría de los jóvenes son contratados temporalmente, con alta rotación y dificultades para pasar de un contrato temporal a uno permanente”.

—¿Para un país como Chile se necesitaría más flexibilidad para reducir el desempleo?

“Creo que sí. Es contraintuitivo. La intuición dice: si haces muy caro despedir trabajadores, entonces las empresas no despedirán y habrá más empleo. Pero hay que pensar un paso atrás. Si haces muy caro despedir, las empresas tampoco contratarán, por miedo a lo que pueda pasar. La experiencia de varios países con altos costos de despido —principalmente europeos, mucho más ricos que Chile— muestra que esos costos dificultan un mercado laboral que funcione bien. Parte de eso se refleja en el desempleo, pero creo que el problema es más grande: tiene que ver con la asignación eficiente del trabajo, con si los trabajadores están haciendo lo que deberían hacer. Las sociedades deben preocuparse no solo del desempleo, sino también de cómo están asignados los trabajadores empleados. Con altos costos de rotación, se llega a un punto donde los trabajadores hacen lo que debían hacer hace 15 años, pero ya no es eficiente”.

“Detener la automatización no es posible”

—En su investigación habla del modelo de búsqueda y emparejamiento para asignar al trabajador adecuado a la empresa adecuada. ¿Cree que Estados Unidos ha tenido éxito en eso?

“En general, sí. No diré que la economía estadounidense sea perfecta, y tengo quejas sobre algunos temas recientes, pero durante muchos años Estados Unidos ha sido el más exitoso en reasignar trabajadores frente a un entorno cambiante. Es un proceso doloroso para los trabajadores —esa es parte de la reacción populista en el país—. A medida que los trabajadores se alejan del acero, los autos y otras industrias —principalmente debido al cambio tecnológico y, en cierta medida, a la competencia internacional—, dejan sus empleos, se capacitan y van a otros lugares. Esa evolución continua ha permitido a Estados Unidos mantenerse a la vanguardia de la actividad económica durante muchos años”.

—Bajo la visión de Trump sobre la economía, ¿no cree que esos trabajadores volverán a esas industrias?

“Lamentablemente, no. Hay dos fuerzas que han provocado el movimiento de trabajadores dentro de la economía: una es el comercio internacional —puedes intentar cerrar tus fronteras, y Estados Unidos lo está intentando—, pero la fuerza mucho más importante es la automatización. Detener la automatización no es posible. Incluso si Estados Unidos cerrara completamente sus fronteras a todos los bienes manufacturados —esperemos que no—, la manufactura no volvería a parecerse a la de los años setenta u ochenta”.

—Y aun así, la gente votó por Donald Trump y sus ideas.

“Creo que aquí hay un fracaso de la economía como disciplina. Los economistas no han sabido comunicar al público general los beneficios del libre comercio y las razones por las que la economía está cambiando constantemente. También hay algunos economistas que han argumentado sobre las consecuencias negativas del comercio internacional de una forma que me parece algo engañosa”.

—Son la minoría en la disciplina.

“No es una minoría tan pequeña. El más famoso es David Autor. Me cae muy bien David, tengo mucho respeto por él. Pero él y sus coautores han asociado su nombre a la idea del ‘China shock’ como un gran impacto negativo en la manufactura estadounidense”.

—Y usted no está de acuerdo.

“Podríamos pasar una hora hablando de las limitaciones de su análisis. Lo que hace es, en cierto sentido, lo mejor que se puede hacer con los datos disponibles, pero necesariamente deja fuera cuestiones que uno querría responder. Un problema es que las industrias a las que China terminó exportando más a Estados Unidos también estaban más expuestas a la automatización. Esas dos cosas están correlacionadas de formas que su enfoque no puede estudiar. Otro problema, por la naturaleza de su diseño de investigación, es lo que los macroeconomistas llaman un ‘intercepto faltante’: la suposición de que las regiones o industrias no expuestas al comercio con China no se ven afectadas por ese comercio. Eso deja fuera el beneficio que todos obtuvieron del comercio con China. Es muy fácil —si eres un trabajador del acero y EE.UU. importa más acero— ver por qué eso es malo para ti. Es cierto. Pero para todos los demás que usan aunque sea una pequeña cantidad de acero, hay un beneficio al importar acero más barato. Si solo miramos el impacto adverso sobre el trabajador del acero y tratamos, digamos, al periodista como si no tuviera nada que ver con el acero, perdemos de vista todo el beneficio de las importaciones”.

El economista Robert Shimer ha visitado numerosas veces Chile. En esta ocasión aprovechó de revisar el impacto del programa Economía para Todos, que el Departamento de Economía de la U. de Chicago tiene en alianza en Chile con la Universidad del Desarrollo.