El Mercurio | Martes 28 de octubre, 2025
Aunque a los “ninis” (acrónimo para ‘No estudian ni trabajan’) se les suele asociar con jóvenes, existe un alto componente de adultos que entra en esa categoría por diversos motivos.
Y, de hecho, la mayor tasa de “ninis” arroja una foto curiosa. “No son los jóvenes quienes presentan la tasa de ‘ninis’ más alta, sino que esta se encuentra entre las personas de 50 a 59 años, en donde casi un 30% de los individuos no estudia ni trabaja”, dice un informe escrito por la economista Daniela Leitch, del Centro de Investigación de Empresa y Sociedad (CIES) de la Universidad del Desarrollo. Se reporta en el barómetro que publica en conjunto con la Asociación de AFP.
La tasa de “ninis” de jóvenes entre 18 y 24 años es del 17,5%, según los datos del trimestre cerrado en agosto.
Un “nini” está en edad de trabajar, pero no estudia ni tampoco pertenece a la fuerza laboral (no está ocupado, pero tampoco busca empleo).
Cuatro de cada seis mujeres entre 50 y 59 años están, en la práctica, fuera de la fuerza laboral. Son 488 mil mujeres las que integran esta categoría.
La brecha detectada en ese grupo se replica en otros segmentos etarios, lo que revela “una realidad preocupante, y es que las mujeres tienen una tasa de ‘ninis’ sustantivamente más alta que la de los hombres”, dice Daniela Leitch.
“A medida que las mujeres alcanzan edades entre los 50 y 59 años, la brecha de participación laboral respecto de los hombres se amplía por una combinación de trayectorias laborales interrumpidas, mayor carga de cuidados y dificultades de reinserción”, complementa Carmen Cifuentes, investigadora de Clapes UC.
“Muchas mujeres de estas generaciones han salido del mercado laboral durante su vida productiva para cuidar a hijos, padres u otros familiares, lo que reduce su experiencia acumulada, redes laborales y nivel salarial. Esto genera un menor retorno esperado al empleo y, por lo tanto, poco incentivo a reinsertarse, porque el costo de oportunidad de permanecer fuera del trabajo remunerado es bajo. Además, en este tramo etario suelen intensificarse las responsabilidades de cuidado de terceros, más allá de los hijos, como hijos, padres, nietos”.
Considerando ese diagnóstico, Francisca Jünemann, presidenta ejecutiva de ChileMujeres, propone políticas públicas: “Igualar la edad de jubilación y un sistema nacional de cuidados con una robusta red de cuidadores de personas mayores no autovalentes, con altos estándares de capacitación. Cuando se deja de cuidar a las hijas e hijos, son las mujeres quienes transitan hacia el cuidado de las madres y los padres enfermos o dependientes”.
REVISA EL BARÓMETRO LABORAL Y PREVISIONAL DE SEPTIEMBRE AQUÍ.
