Evelyn Matthei, Héctor Soto y Axel Kaiser se enfrentaron al equipo formado por Andrés Velasco, Ernesto Ottone y Patricio Fernández en el formato Intelligence Squared.
“¿Hay realmente injusticia en la desigualdad?” fue el título del debate organizado por la Red de Alta Dirección (RAD) de la Universidad del Desarrollo (UDD) que se realizó ayer, 2 de septiembre, bajo el formato del exitoso foro británico Intelligence Squared (IQ2).
El primer equipo integrado por Evelyn Matthei, ex candidata presidencial de la Alianza; el columnista Héctor Soto y el director ejecutivo Fundación para el Progreso, Alex Kaiser, defendió que la desigualdad existente en Chile no siempre termina siendo injusta.
El otro bando estuvo conformado por el también ex candidato presidencial independiente Andrés Velasco; el experto comunicacional Ernesto Ottone y el director de The Clinic, Patricio Fernández, argumentó que la desigualdad es un mal social, que se debe atacar con políticas estatales y que las cifras económicas que dan cuenta de un país desarrollado se condicen con la pobreza existente.
Cada debatiente pudo intervenir durante 6 minutos y así exponer sus ideas. El moderador fue el director de La Tercera, Guillermo Turner.
Matthei comenzó su intervención, ejemplificando con dos futbolistas de éxito dispar y dos profesionales de origen social antagónico. En el caso de los futbolistas, sostuvo la ex senadora, no había injusticia; en el otro, dada la desigualdad social, sí. “Existen desigualdades naturales y otras muy injustas”, sostuvo.
En su turno, Velasco afirmó que la desigualdad “sí es injusta” y que “si queremos combatirla hay que apostar las fichas en los primeros años de vida”. Asimismo, expuso su teoría respecto de que la igualdad sólo garantiza la libertad de la sociedad.
Por su parte, Héctor Soto señaló que Chile tiene una “pirámide de ingresos desigual” y se remontó a orígenes históricos desde la época colonial. En relación a la educación, el columnista señaló “Qué otra cosa podemos esperar de una sociedad que descuidó de la forma más abyecta la educación pública”.
Ottone sostuvo que la desigualdad “conspira contra la paz social”, y puso como modelo a los países nórdicos, supuesto ejemplo de eficiencia e igualdad. Destacó que “tienen que haber niveles de igualdad en la sociedad, también igualdad de recorrido y de resultado. Tenemos que cuidar que en la sociedad no haya un abismo entre unos y otros. Los hijos tampoco pueden cargar con los resultados de sus padres”.
El director para la Fundación para el Progreso, Kaiser manifestó enfático que “el problema no es la desigualdad, el problema es la pobreza, es la falta de oportunidades. Es injusta cuando no se respeta la libertad de las personas que tienen para elegir”. Como solución propuso libre mercado sin intervencionismos.
Fernández, por último, realizó una narrativa descripción de modos de desigualdad y criticó “el frenesí de la barbarie neoliberal”. Destacó que “hemos acordado que los seres humanos tenemos una misma dignidad, y aun así hay lugares en que no lo tienen claro. (…) ¿Son todos los hombres rigurosamente iguales? Por cierto que no, pero las particularidades no hacen a unos superiores que otros”.
Al encuentro -realizado en el Centro de las Artes- asistieron autoridades de la Universidad del Desarrollo, especialmente de la Red de Alta Dirección de la Facultad de Economía y Negocios; ex ministros y destacadas personalidades del mundo empresarial.
El formato IQ2 consiste en un debate con dos equipos, uno a favor del tema propuesto y otro en contra. Antes de que comiencen los argumentos, la audiencia registra su opinión utilizando tecleras electrónicas. Luego, cada integrante de los equipos tiene seis minutos para exponer sus ideas, y dos minutos para contestar las preguntas del público.
Al final del debate, los asistentes deben votar nuevamente si están a favor, en contra o indecisos sobre el tema planteado y se comparan estos resultados con los obtenidos al inicio. El equipo que gana es aquel que logra que más personas cambien de postura.