Por Mike Yorston.
Un llamado a los emprendedores: si están considerando buscar el apoyo de una incubadora, hagan el necesario due dilligence. No hay dos incubadoras iguales y cada una tiene distintos focos.
En los últimos días, una serie de artículos publicados en la prensa y en medios online ha cuestionado el rol de las incubadoras de negocios en Chile, citando casos de emprendedores afectados cuyos reclamos caen en dos grandes categorías: 1. Mal manejo de recursos Corfo, que conlleva a atrasos, rechazo de gastos y hasta suspensión de subsidios entregados; 2. Que el valor que agregan las incubadoras es muy inferior al que prometen a los emprendedores antes de entrar.
Para entender el contexto, es importante aclarar el rol declarado de las incubadoras de negocios que administran platas del Estado. Primero, tenemos el papel de ser un intermediario entre los emprendedores y Corfo con el fin de gestionar los fondos que esta entidad destina al apoyo del emprendimiento e innovación. Segundo, existimos para aportar a cada empresa con nuestro conocimiento, mentores y redes de contacto, de forma de maximizar las probabilidades de éxito del emprendimiento. Lo que los gringos llaman smart money.
Respecto del primer rol, sobre la base de la experiencia de nuestra incubadora administrando recursos públicos, podemos decir que existe la posibilidad de cometer errores. Dado que tiene que regirse por el derecho público, el sistema de administración de fondos Corfo es en extremo riguroso y complejo, lo que no se condice con la velocidad y flexibilidad necesaria para el emprendimiento. Esta misma complejidad es el principal responsable del segundo reclamo mencionado anteriormente y es un ejemplo de cuando lo urgente se come a lo importante. Es difícil para las incubadoras dedicar esfuerzo significativo a las labores de agregarles valor a los emprendedores, cuando el día a día de la administración de los recursos públicos consume tanto tiempo.
Con este diagnóstico, me permito hacer tres llamados. Primero, a Corfo, a que dedique mayores recursos a simplificar el sistema. Lo positivo es que han admitido que hay mucha ineficiencia y que se requieren mejoras (aunque a la fecha no hemos visto avances significativos en esta área). Segundo, un llamado a las incubadoras, a que redoblemos esfuerzos por hacer un trabajo de excelencia, evitando caer en la tentación de sobrevenderse. Por último, un llamado a los emprendedores: si están considerando buscar el apoyo de una incubadora, hagan el necesario due dilligence. No hay dos incubadoras iguales y cada una tiene distintos focos, fortalezas y track records a considerar a la hora de tomar una decisión.