Por Cristián Larroulet:
La economía nacional vive momentos claves. Hay una enorme incertidumbre y los agentes económicos están a la espera de las señales que entreguen el Gobierno y el Congreso en relación a la Reforma Laboral. Esta es una preocupación no solo de los empresarios y los trabajadores sino también de los consumidores. Para ello baste constatar que el Índice de Percepción de los Consumidores (IPECO-UDD) muestra una caída, en los últimos 12 meses, de 20 puntos confirmando el temor que estos tienen por el aumento del desempleo y la debilidad de los salarios. Los expertos proyectan un aumento gradual de la tasa de desempleo que la ubica en este invierno en torno a 7%. Sin embargo, por el efecto acumulado del bajo crecimiento en las necesidades de mano de obra, el invierno del 2016 esta tasa va estar en un rango de entre 7,4% y 8%. A meses de la elección municipal, a la clase política también debería preocuparle. Tal como ocurrió con la Reforma Tributaria, la Reforma Laboral tiene una incidencia directa en las oportunidades de empleo. Lo señalamos en su momento: el significativo aumento en la tasa de impuesto a las empresas iba a incidir inevitablemente en la caída de la inversión y en el crecimiento económico. Lo mismo podemos decir cuando se está proponiendo eliminar el reemplazo en caso de huelga, el otorgamiento del monopolio de la relación laboral al sindicato, la insuficiencia de prestación de servicios mínimos que las empresas deben cumplir con sus consumidores, la muy restringida opción de adaptabilidad y el establecimiento de pisos mínimos que dificultan la viabilidad de la empresa en períodos de ciclo económico adverso.En los últimos 30 años por cada punto que crece el país la demanda por trabajo aumenta en 0,75 puntos. Esta relación se reducirá y algunos señalan que producirá un incremento permanente de 150 mil nuevos desempleados. Sin embargo, esa es una estimación conservadora ya que el mundo experimenta actualmente un cambio tecnológico profundo que, de acuerdo a numerosos estudios, está afectando negativamente las oportunidades de trabajo de las personas en favor de los robots. Así por ejemplo, se calcula que en el año 2030 los puestos de trabajo especialmente amenazados serán taxistas, choferes de buses y camiones, servicios de distribución de bienes en general, los geólogos, los trabajos de seguridad, operadores, maquinistas de la industria manufacturera, trabajadores del sector de la construcción como los carpinteros, entre otros. Se habla de 101 puestos de trabajo amenazados en las próximas 2 décadas.En suma, la Reforma Laboral si se mantiene con las características como fue aprobada en la Cámara de Diputados va a acelerar el proceso de deterioro de las oportunidades laborales para los trabajadores chilenos. Sería lamentable que por una visión en extremo ideologizada se favoreciera a los robots en lugar de las personas. Por ello, al Senado le cabe la responsabilidad de abrir un debate profundo que considere los reales problemas actuales en nuestro mercado laboral relacionados con el desempleo juvenil, las oportunidades de trabajo de las mujeres y la baja calificación de nuestra fuerza de trabajo.