Por José Fernández:
Nuestra economía no anda bien y lo más probable es que no mejore sustancialmente en 2017. La mayoría de las empresas han empeorado sus resultados y, tarde o temprano, tendrán que reestructurarse. En tales circunstancias, emprender con una marca ya conocida puede suponer una oportunidad de autoempleo, inversión o incluso de reinventar un negocio.
En Chile las franquicias están en pleno desarrollo como modelo de negocio, aunque todavía es un sector pequeño. Desde el primer McDonalds de 1989 en nuestro país, ha habido poco avance institucional para favorecerlas. No existe una regulación específica, ni asociaciones o registros nacionales, aunque han florecido nuevas iniciativas para promoverlas, como la Feria Internacional de Franquicias (FIF) que este año celebrará su tercera edición. Al no haber datos ni registros formales de franquicias en Chile, resulta muy difícil de estimar tanto sus beneficios para la economía –por ejemplo en Estados Unidos dan trabajo a casi nueve millones de personas- como el efecto que tiene la coyuntura económica en su desempeño. De lo poco que sabemos de las franquicias en Chile es que la inversión inicial predominante no supera los 50 mil dólares y que el royalty promedio está en torno al 8% del ingreso por ventas.
Aunque predominantemente asociamos las franquicias a comida rápida y restaurantes en general, existen marcas para franquiciar en sectores tan distintos como automóviles, servicios de negocios, inmobiliarias, alojamiento, textil o retail. El desempeño de cada sector varía enormemente durante momentos de desaceleración o crisis económica. En España, en el transcurso del año 2012, durante los peores momentos de la crisis, cerraron dos mil franquicias mientras otras crecían vertiginosamente. Un ejemplo exitoso de entonces es Dental Company, marca de clínicas dentales, una cadena odontológica con un modelo de clínica optimizado para operar en poblaciones pequeñas. El secreto de este éxito era la calidad del concepto, el equipo de la empresa franquiciadora y el proceso de selección y asociación con sus franquiciados.
Una franquicia tiene como elemento esencial la cesión de la marca y la transferencia del conocimiento (know-how) al franquiciado, además del control del franquiciador sobre el modelo de negocio a cambio de pagos regulares que hace el franquiciado. Existen infinitas formas para concretar una franquicia, por lo que hay que ser prudente y observar detalladamente la experiencia y cultura de la empresa franquiciadora antes de invertir en una franquicia. Entre otras cosas, un potencial franquiciado debe evaluar bien la marca. Hoy en día hay franquicias por menos de 30 mil dólares pero si la marca no está posicionada ni definida, puede ser preferible crearla uno mismo.
En Chile la mayoría de las franquicias son internacionales, pero lentamente aparecen oportunidades de franquicias chilenas. Antes de definir una preferencia nacional o extranjera, hay que evaluar la experiencia de cada franquiciador y qué tan aplicable puede ser el formato a la realidad donde se quiere establecer. Pero por sobre todo, es fundamental poder actuar como socio del franquiciador, ya que transferir un conocimiento es siempre algo sensible y rara vez funciona bien cuando la relación entre franquiciador y franquiciado es la de proveedor-cliente.
Una franquicia puede ser una inversión tan riesgosa como cualquier otro emprendimiento si se toma a la ligera. Una marca posicionada internacionalmente no es garantía de éxito, independiente de qué tan bien o mal esté la economía. Además de cada detalle legal y formal (registro de marca, controles de calidad, etc.), se debe contrastar la información que facilita el franquiciador con otros franquiciados de la cadena.
La franquicia es una herramienta muy potente que está ampliamente comprobada a nivel internacional. El futuro de estas en Chile dependerá del uso que se haga y de la institucionalidad que las acompañe. No se puede culpar solamente al contexto económico por el fracaso de ciertas franquicias. Tampoco el éxito de estas depende únicamente del contexto económico. Como dijo Gregorio Serrano, Director de Expansión de Dental Company: “no todo negocio es franquiciable, no todo empresario está capacitado para ser franquiciador y no todo el mundo lo está para ser franquiciado”.