Hernán Cheyre
Director CIES UDD
El Mercurio
28 de julio 2020
Aunque la pandemia sigue su curso, algunas regiones y comunas del país ya dan los primeros pasos para comenzar a normalizar sus actividades productivas. Está llegando, pues, la hora de la reactivación, la cual amerita tanta preocupación como la que se ha brindado al cuidado de la salud en las fases más críticas.
Para brindar soporte a las unidades productivas con problemas de liquidez, el Gobierno dispuso herramientas de apoyo crediticio a través de garantías, y también implementó medidas para proteger transitoriamente puestos de trabajo que estaban en peligro, ante la imposibilidad que ha significado para muchas empresas poder pagar los sueldos en estos meses sin actividades. Estos procesos han funcionado razonablemente bien, aunque siempre habrá espacios para mejorarlos. Pero los desafíos que se enfrentan en esta nueva etapa son diferentes: se trata de echar a andar nuevamente buena parte de los recursos productivos del país, muchos de los cuales deberán adecuarse a la nueva realidad ya sea porque están cambiando las formas de hacer negocios, o bien porque el cierre de empresas ha liberado recursos —humanos, financieros y de capital físico— que estarán disponibles para ser utilizados en otro tipo de actividades. En esta etapa, el emprendimiento —y el reemprendimiento— están llamados a desempeñar un rol fundamental, y por tanto es necesario que se adopten todas las medidas que sean necesarias para facilitar este proceso: simplificar funcionamiento de los mecanismos legales que agilizan la reorganización de los negocios; flexibilizar permisos de funcionamiento para nuevas empresas; subsidio a la contratación de trabajadores y programas de reconversión laboral; e impulso a la inversión a través de herramientas tributarias, por citar las que parecen más relevantes. En todos estos casos el Gobierno ha dado señales claras, si bien en algunas de ellas está haciendo falta mayor celeridad, para así dejar despejada la cancha lo antes posible.
Aunque en la etapa que se avecina cabe esperar que el emprendimiento por necesidad se manifieste con mayor fuerza, también van a surgir nuevas oportunidades que no se deben desaprovechar, y además este es el momento para impulsar emprendimientos que ya han superado su fase inicial de desarrollo, para que puedan escalar y pasar a una próxima etapa. No se debe olvidar que, más allá de los efectos de la pandemia, la economía chilena arrastra un problema de debilitamiento de las ganancias de productividad que no se ha resuelto, y que por la vía de los emprendimientos innovadores puede encontrar un cauce de salida.