“El desafío fundamental del agro está en aumentar la productividad para doblar las exportaciones agrícolas al 2050”, dijo Klaus Schmidt–Hebbel, profesor titular de la Universidad del Desarrollo (UDD), señalando que eso pasa por desplegar importantes esfuerzos de innovación, desarrollo de nuevas formas de producción, nuevos productos y nuevas variedades de mayor valor.
En tecnología agrícola, mencionó el uso y distribución de sensores; análisis de big data y software de gestión y mecanización y automatización de la agricultura. Hizo referencia al uso de Uber en Europa para la utilización de maquinaria agrícola, como un elemento de asociatividad entre empresas, mucho más eficiente en lugar que cada campo tenga su maquinaria. El e-commerce agroalimentario en venta y distribución; la trazabilidad de productos que demandan los mercados internacionales son procesos que deben continuar desarrollándose, indicó.
Durante su intervención en el encuentro anual de la SNA, el académico también destacó los beneficios de la globalización e instó a la pronta aprobación en el Congreso del TPP11 (Tratado Integral y Progresista de Asociación TransPacífico). Con este tratado, más de 3.000 productos silvoagropecuarios tendrán cero arancel para ingresar a mercados del Asia, entre otros, Japón con 900 productos y Vietnam más de 1.000 productos. “Es un tratado que protege el patrimonio fitosanitario de Chile”, aseguró.
Como una buena noticia para las exportaciones agrícolas y agroindustriales, el economista anticipó que “vamos a tener dólar caro para rato”, proyectando un tipo de cambio de $800 a fines de año y de $780 en 2021, si se logra controlar la pandemia.
Por efecto del covid-19 y del estallido social, el tipo de cambio hasta ahora alcanza un promedio de $801 y, agregó, si se fueran los riesgos de la pandemia y de futuros estallidos sociales, al finalizar el año podría llegar a $720 y eventualmente a $700 el próximo año.
Sus proyecciones macroeconómicas apuntan a una contracción del PIB 2020 de -8%, con un rango entre -6% y -10% y una recuperación intensa de 6% en 2021, pero que no permitirá volver a los niveles de 2019. El rango que proyecta implica recién llegar al pleno empleo en 2025 y 2026.