Las redes de directorios se generan porque ejecutivos, accionistas, políticos y líderes de diversos sectores participan en múltiples directorios de las empresas más grandes del país. Estos vínculos son una representación de la forma en que las elites se vinculan, creando un “círculo interno” de colaboración. Hoy se discute el impacto de estas redes y del “círculo interno” en la economía y el desarrollo del país. Por ello es interesante preguntarse si es bueno que esto exista.
La investigación y la experiencia muestran que este “círculo” facilita la colaboración y cooperación entre el sector público y privado, generando diálogo, confianza y un rumbo que alienta el crecimiento y la inversión. Así lo manifestaba el director de un importante fondo de inversión local en el lanzamiento del Índice de Inversión Extranjera Directa en Chile de FEN UDD: “los inversionistas evalúan los niveles de colaboración entre los actores públicos y privados como un signo positivo”. Este “círculo” ayuda además a gestionar puentes entre el mundo financiero y productivo. Los directores múltiples que conforman el “círculo” son especialmente invaluables en tiempos de crisis, como el que estamos viviendo, porque facilitan el flujo de recursos financieros para crear nuevos negocios. También, los directores del “círculo” aportan una amplia perspectiva sobre múltiples industrias, empresas y prácticas gerenciales. Ellos proveen acceso a información y conocimiento, lo que reduce la incertidumbre, ayuda a construir una visión amplia y sistémica de la realidad y permite elaborar mejores estrategias de negocios. Finalmente, impactan en los patrones de globalización de países, en el aprendizaje organizacional y en el prestigio de las compañías.
Sin embargo, este “círculo” también tiene una faceta negativa que debe contemplarse. Puede abrir la puerta al tráfico de información privilegiada, el oportunismo y la colusión. Las élites del “círculo” pueden influir a través de políticos y organizaciones no gubernamentales sólo para su propio beneficio afectando el funcionamiento del mercado. Por ello, el “círculo” debe ser monitoreado por organismos de control. También, pueden promover el amiguismo, ahogando la diversidad. Siendo hoy la diversidad, clave para la toma de mejores decisiones y para evitar conflictos y resistencias a la hora de implementar los cambios necesarios para adaptarse a nuevas y complejas realidades.
Dados los beneficios y riesgos del “círculo interno” de la red de directorios, debemos evitar las miradas simplistas que fomentan matarlo. Si los efectos negativos se gestionan adecuadamente se genera un grupo de directores múltiples con altos estándares éticos y capacidad para contribuir en democratización, desarrollo económico y resolución de los “Grandes desafíos globales”, como la sustentabilidad, desigualdad, diversidad, educación y brecha digital. Respondiendo así a lo que la ciudadanía espera del mundo empresarial.