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Columna Hernán Cheyre: «Corfo: una institución trascendente»

Por Hernán Cheyre, CIES UDD | Diario El Sur | Viernes 29 de abril, 2022

Desde su fundación en el año 1939, la Corfo siempre ha jugado un rol como catalizador del desarrollo económico de Chile, en una u otra dirección, dependiendo de la orientación que le fueron dando los sucesivos golernos.

En su primera etapa el sello fue el impulso a la industrialización del país, al finalizar una década en la que Chile se había visto seriamente afectado por los efectos de la recesión internacional que se gatilló luego del crash bursátil de 1929, y que derivó en lo que hasta el día de hoy se recuerda como la Gran Depresión.

Eran los tiempos en que la doctrina que estaba en boga era la del “crecimiento hacia adentro” y de la “sustitución de importaciones”, y la Corfo participó en forma directa en la creación de empresas públicas consideradas estratégicas para el país, habiendo brindado también apoyo a la puesta en marcha de proyectos privados de inversión.

Vino después el período de la Unidad Popular, en el que se produjo un giro radical, por cuanto en esos años se impulsó una política de estatización del aparato productivo nación: con lo cual la Corfo, además de administrar las empresas públicas que había creado, debió hacerse cargo de las empresas privadas que habían sido confiscadas y traspasadas al control del Estado.

Posteriormente, durante el gobierno militar, el cambio que se produjo en la estrategia de desarrollo se tradujo en un proceso inverso, y comienzan a generarse instrumentos de apoyo a la actividad privada en la línea del fomento productivo.

En 1990, al iniciarse el ciclo de los gobiernos de la Concertación, no habiéndose alterado las bases fundamentales de la estrategia en marcha, desde la Corfo se empezó a colocar énfasis en intervenciones orientadas a corregir lo que se conoce como “fallas de mercado” (externalidades positivas en algunas actividades, asimetrías de información, etc.), y a proveer bienes públicos requeridos para fomentar la innovación. Y fue bajo esta lógica que se empezó a priorizar sectores para la entrega de apoyo, en lo que se conoce como política de clústers.

Durante la primera administración del Presidente Piñera se discontinuó esto último, optándose por un enfoque de neutralidad sectorial, y colocando especial énfasis en la promoción del emprendimiento, en un contexto global en que la prioridad estuvo puesta en la disminución de trabas para emprender.

Los gobiernos que vinieron a continuación, en lo básico, han mantenido el mismo tipo de instrumentos de apoyo, con mayor o menor énfasis en unos y otros, manteniéndose como factor de diferencia el tema de la priorización versus la neutral dad sectorial.

Este nuevo aniversario de la Corfo coincide con un cambio de gobierno, cuya orientación programática difiere radicalmente de lo que ha sido el denominador común que ha prevalecido durante las últimas décadas en materia de estrategia de desarrollo.

El concepto actualmente en boga es el de un “Estado-emprendedor”, como contrapunto de la noción de “Estado-facilitador” que, matices más o menos, ha prevalecido hasta la fecha. Esto significaría -«de acuerdo al programa de gobierno de transformar la Corfo en un Banco Nacional del Desarrollo que funcione como un conglomerado financiero que tenga como uno de sus brazos un banco especializado en créditos, y otro brazo que actúe como fondo de financiamiento especializado en el otorgamiento de capital a empresas innovadoras.

Cabe esperar que las nuevas autoridades tengan la sabiduría de calibrar los objetivos buscados con lo que ya ofrece actualmente la Corfo, mejorando lo que haya que mejorar, y no desarticular un organismo cuyo rol ha sido fundamental en el desarrollo económico de Chile, habiendo trascendido a gobiernos de muy diverso signo.