Por Hernán Cheyre
13 de diciembre 2022
El Mercurio
Junto con aumentar la productividad, los países que más crecen son aquellos que logran sostener tasas de inversión más elevadas a través del tiempo.
Y para que ello sea posible resulta fundamental poder contar con una buena base de ahorro interno, por cuanto el financiamiento externo —que se refleja en el déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos— tiene un límite, el cual para un país como Chile podría estimarse en torno al 4% del PIB como promedio de largo plazo.
Y qué nos dicen las cifras de ahorro interno en nuestro país: luego de haber superado el 23% del PIB durante el año 2013, a contar del año siguiente empezó a dibujarse una tendencia a la baja, estabilizándose en torno al 20% en el 2020, pero de ahí en adelante, lejos de recuperarse lo perdido, lo que se observa es una nueva trayectoria decreciente, al punto que para este año el Banco Central ha ajustado a 17,7% la proyección para el ahorro nacional bruto.
En un contexto de fuerte aumento en el consumo y en la demanda interna, la caída en el ahorro doméstico ha sido la contrapartida natural, la cual pudo ser suplida con ahorro externo, el cual durante este año excedió el límite de lo tolerable, al punto que en algunos trimestres llegó a superar el 10% del PIB.
¿Y qué cabe esperar de aquí en adelante? Las proyecciones del propio Banco Central indican que la tasa de ahorro interno se estabilizará en torno al 20% del PIB en 2023-2024 y que el ahorro externo no superará el 4% del PIB, de manera que la inversión total no superará el 24% del PIB, tasa absolutamente insuficiente para que Chile pueda retomar la senda de crecimiento que necesita.
No es casualidad, por tanto, que las proyecciones del instituto emisor sobre potencial de crecimiento (PIB tendencial) apunten también a la baja para el resto de la década.
Es evidente, pues, que la clave radica en lograr aumentar la tasa de ahorro interno.
El ahorro de los hogares debería empezar a recuperarse paulatinamente, pero el componente más importante, por lejos, es el ahorro de las empresas (2/3 del total aprox.).
Y esto último no es otra cosa que la reinversión de las utilidades.
¿Se están implementando políticas públicas para impulsar esta conducta? Lamentablemente, no.
El proyecto de reforma tributaria presentado por el Gobierno tiene entre sus ejes fundamentales nuevos gravámenes sobre el ahorro, y particularmente sobre las utilidades retenidas, que son la columna vertebral del ahorro interno en Chile.
Es decir, en lugar de avanzar, se está colocando una marcha en reversa.