Klaus Schmidt-Hebbel
Profesor e investigador CIES UDD
El Mercurio
12 de enero 2024
Geopolítica
La política y la seguridad global enfrentan tres grandes desafíos en este y los siguientes años.
Primero, hemos pasado del mundo unipolar dominado por EE.UU. (1991-2020) a uno multipolar, dominado por dos ejes de países, cada vez más cercanos a un conflicto armado. Por un lado, están las democracias desarrolladas, con economías de mercado, que están unidas entre sí por acuerdos políticos, económicos y militares (UE, OTAN), constituyendo el Eje del Bien. Al frente están los dos grandes países totalitarios y genocidas, con economías mixtas y en desarrollo (China y Rusia), que son apoyados por unos pocos acólitos (Bielorrusia, Corea del Norte, Irán, Cuba, Venezuela, Nicaragua y otros). Los anteriores constituyen el Eje del Mal, con sistemáticas violaciones de derechos humanos, persecuciones genocidas de sus minorías internas (China, con los tibetanos y uigures) y una guerra genocida contra un vecino (Rusia en Ucrania). Los restantes países del orbe –todos en desarrollo, incluyendo a grandes y pequeños– no se alinean incondicionalmente con alguno de los dos ejes. Con la invasión de Ucrania por Rusia, la actual expansión de guerrillas y guerras en el Medio Oriente y la posible invasión futura de Taiwán por China, el riesgo de ataques nucleares por miembros del Eje del Mal se acentúa. Enfrentar este riesgo requiere unidad política y estratégica del Eje del Bien, y su ampliación a países en desarrollo que hoy son no alineados o cooptados por el Eje del Mal.
Segundo, las democracias del mundo enfrentan una creciente fragilización y polarización interna. La política y las instituciones son debilitadas por la erosión del centro político y la consolidación de extremismos de izquierda (Mélenchon, Podemos, Die Linke) y de derecha(Le Pen, Vox, AFD, Orban). Aquí el desafío es derrotar las opciones políticas de partidos extremistas y candidatos golpistas (Trump) y fortalecer las instituciones democráticas.
Tercero, el desafío global más importante de todos: la mitigación y adaptación a la gran CAGADA (Catástrofe Ambiental Global: amplia, destructiva y aguda). Es causada exclusivamente por el ser humano, pero seguimos subestimando su gravedad. Uno de los cinco impulsores directos de la CAGADA es el cambio climático. En 2023 el aumento de la temperatura global fue de 1,45, que era la meta, como valor máximo, ¡para el año 2050! El desafío obvio e inmediato es cambiar la estructura de la producción y del consumo mucho más velozmente hacia una más sostenible y amigable con el planeta y la humanidad.
Economía global 2024
La economía mundial enfrenta un escenario base moderadamente favorable, con crecimiento modesto e inflación más controlada. Sin embargo, el riesgo de desviaciones respecto del escenario base es muy elevado, y está compuesto por los mencionados arriba. Además, los riesgos económicos siguen elevados. Los escenarios de riesgos adversos son que la inflación continúe elevada por un tiempo más prolongado en EE.UU. y la UE, que la desaceleración de la actividad sea más intensa en EE.UU., la UE y China, y que los mercados financieros sean golpeados por otra crisis. Los expertos consultados por el Foro Económico Mundial identifican los riesgos más severos que enfrenta el mundo: a dos años plazo, son riesgos de variada índole; a diez años plazo, los cuatro riesgos más severos son todos ambientales.
¿Y Chile?
Chile es gobernado por un gobierno de extrema izquierda, que se caracteriza por proponer reformas populistas que destruyen el empleo y la actividad, y por una gestión inepta y corrupta. La educación pública no educa y la salud pública permite la muerte de miles de personas en listas de espera. Chile ha sido capturado por mafias de narcotraficantes, terroristas, delincuentes e inmigrantes ilegales. Crece la incertidumbre política, económica, de seguridad ciudadana y de confianza en las instituciones. La economía y el empleo están estancados. En el último trimestre del gobierno de Boric (2025.4), el PIB por habitante será inferior al que se alcanzó en el último trimestre del gobierno de Piñera (2021.4).
Todo lo anterior implica la necesidad de impulsar en 2026 un ambicioso programa de cambios profundos para alcanzar un desarrollo pleno, inclusivo y sustentable. Ello también requiere alinear a Chile con el Eje Global del Bien, profundizando acuerdos económicos y políticos, e iniciando acuerdos de cooperación estratégica y militar.