Hernán Cheyre V.
Presidente CIES UDD
Diario La Tercera
Lunes 17 de junio
Aunque tiene razón el gobierno al destacar que las cifras económicas de corto plazo están mostrando un cambio de tendencia en los niveles de actividad, anticipándose así que el crecimiento del PIB durante este año podría superar el 2,5%, ello no debe hacer olvidar que el horizonte está aún plagado de nubarrones que dificultan retomar el vuelo a la altura que el país necesita. No se trata de querer aguar la fiesta, sino de colocar las cosas en perspectiva: el potencial de crecimiento de la economía chilena sigue en torno al 2 por ciento anual, y sus principales determinantes siguen o estancados (productividad) o a la baja (inversión). Particularmente preocupante es la tendencia de la inversión en capital fijo, que trimestre a trimestre continúa mostrando cifras negativas, a pesar de la recuperación paulatina de la demanda.
El cambio de énfasis observado en la reciente Cuenta Pública del Presidente Boric, que puso como foco para los próximos dos años el tema del crecimiento y de la seguridad, sin duda tiene una connotación positiva, pero lo importante es que ello se vea reflejado en los hechos. En su gira por Europa el primer mandatario ha sostenido diversas reuniones invitando a invertir en Chile, especialmente en rubros donde nuestro país tiene mucho que ofrecer a partir de lo que el mundo está demandando, y naturalmente la respuesta ha sido positiva porque las perspectivas son muy favorables.
Pero es que el problema no está allá, ni en el Chile Day de Toronto ni en el de Nueva York, sino que está acá: trabas para poder llevar a cabo los proyectos, tributación y regulaciones excesivas en algunos casos, y falta de capital humano especializado en otros, todo lo cual se traduce en una menor competitividad. En algunas de estas materias los efectos de las políticas que sería razonable adoptar solo maduran en el mediano plazo, pero el problema de la falta de competitividad hay que empezar a resolverlo ahora mismo, con sentido de urgencia.
Para esto hay dos palancas fundamentales que el gobierno debería utilizar. La primera se refiere al tema de la «permisología», donde si bien ya hay un proyecto de ley en trámite, su alcance debería ser mucho mayor, con metas mucho más ambiciosas, y con indicadores de gestión exigentes. Esta es una materia donde no debería ser dificultoso lograr acuerdos, especialmente si la solución a este problema se plantea como un «desafío-país». Y la segunda se refiere al tema tributario, donde en el ámbito corporativo las diferencias con las economías con las que Chile compite para atraer capitales son significativas. Esta es un área donde la discusión política será más ardua, habiendo una tarea pendiente en cuanto a mostrar con mayor claridad que en un mundo integrado la búsqueda de competitividad exige actuar con realismo y no con voluntarismo tributario, sin considerar que, a la vez, los mayores impuestos al capital finalmente los terminan pagando los propios trabajadores.