Hernán Cheyre
Presidente CIES UDD
Diario El Mercurio
Jueves 29 de mayo 2025
El encabezado de esta columna corresponde al título del reciente libro de Joaquín Lavín, en el cual el autor presenta un conjunto de propuestas—audaces y polémicas algunas— para que Chile pueda retomar una senda de crecimiento económico que le permita superar la «trampa del ingreso medio» y así poder cruzar el umbral del desarrollo, avanzando hacia una «economía verde» desde una perspectiva de sustentabilidad.
Bajo la premisa de que el foco debe colocarse en lograr aumentar las exportaciones, en atraer más inversión extranjera y en la innovación tecnológica —esto último, en mi opinión, debiendo hacerse extensivo también a la adaptación tecnológica—, Lavín sentencia que «Chile está amarrado por miles de regulaciones, normas, burocracia y ‘permisología’, que lo mantienen inmovilizado por más de una década. Llegó el momento en que, todos juntos, rompamos las amarras y volvamos a levantarnos». Imposible no estar de acuerdo con este planteamiento, el cual en forma paulatina ha ido permeando en el mundo político, al punto de que el tema del crecimiento —junto con la seguridad— figura como eje central en los primeros esbozos que se van conociendo de las distintas candidaturas presidenciales.
Hace no mucho tiempo atrás esto hubiera parecido impensable —basta recordar que en el programa de gobierno del Presidente Boric el crecimiento ocupaba un lugar bastante secundario—, pero la necesidad tiene cara de hereje y cuando la realidad se impone, no queda sino la opción de abordar con decisión los problemas que se enfrenta en este ámbito, habiendo consenso a estas alturas en que el crecimiento económico constituye el pilar fundamental del progreso de las personas y conciencia de que no podemos seguir como estamos.
Con una lógica similar, el «ahora es cuando» también se está ganando un espacio en lo relativo a la administración de los recursos públicos y en el control del gasto. Nunca es popular ajustar los desembolsos fiscales, lo cual hace de difícil viabilidad política lograr la aprobación de iniciativas con esa inspiración. Siempre habrá grupos con poder de presión para obstaculizar cualquier esfuerzo de racionalización, sea porque se ven afectados directamente o bien porque pierden espacios de poder político.
Sin embargo, en la coyuntura actual, dominada por los escándalos que han derivado del financiamiento público a fundaciones creadas para ejecutar programas de dudosa utilidad —y con eventuales cargos por malversación de fondos en algunos casos—, a los que se suman los casos recientemente conocidos de abusos y malos usos de licencias por enfermedad, la ciudadanía, hastiada de financiar con sus impuestos este despilfarro de recursos públicos, está llana a que se introduzca cirugía mayor para corregir estos despropósitos.
De hecho, la mayoría de los actores políticos ha reaccionado con indignación ante estas situaciones, promoviendo incluso el despido de los funcionarios públicos culpables de estos desfalcos. Se ha abierto una ventana de oportunidad para aplicar cirugía mayor en este ámbito que no debe desaprovecharse. Ahora es cuando.