El ex jefe de la corporación apunta a los emprendedores. “Esto de vivir conectado a un respirador artificial, que son los subsidios Corfo, es lo que me parece negativo”, dice.
El Mercurio | Sábado 6 de septiembre
Preocupado de la evolución del emprendimiento chileno y su impacto en el desarrollo del país está Hernán Cheyre, ex vicepresidente ejecutivo de Corfo 2010-2014 y actual presidente del Consejo CIES-UDD. Su inquietud nace a raíz de la tendencia decreciente de los últimos años en la intención de emprender. Y en particular, sobre lo que se advierte en el informe GEM 2025, donde las decisiones surgen de personas que perdieron el empleo, es decir, emprenden por necesidad. “Esto es absolutamente legítimo y puede ser lo mejor para esas personas, pero cuando uno habla de intentar mejorar la productividad, la economía tiene que intentar que haya más emprendimientos innovadores, esos que mueven la aguja, y es algo que hoy está estancado”, señala el también presidente del consejo CIES UDD.
Por un lado, explica, hay un entorno de mayor incertidumbre. “Si bien por esencia un emprendimiento implica riesgo, el riesgo es distinto a incertidumbre, porque con incertidumbre no sabe qué puede pasar y ralentiza las decisiones”. Si a eso se suma la “permisología”, claramente hay un ambiente más difícil para emprender, agrega.
—¿Cómo se puede revertir esto?
“Lo más urgente es despejar la incertidumbre política y también acelerar el tema de los permisos. Algunas propuestas que he visto entre las candidaturas presidenciales hablan de un fast-track para que emprendedores puedan empezar un negocio, sin necesidad de tener los permisos al día, es decir, que tengan como un pase libre por un cierto período, mientras se ponen al día en esos trámites. Es una buena idea”.
—Además del entorno, ¿qué medidas públicas se requiere aplicar?
“Es clave mejorar las condiciones del entorno. Ahora, eso no significa que no sea necesario contar también con mecanismos de apoyo estatal como los que hoy existen. La Corfo viene desde hace mucho tiempo entregando beneficios a los emprendedores, lo que me parece una política correcta. Pero la forma en cómo ha operado esto se ha transformado, a veces, en un efecto contrapuesto del que se busca. A través de los distintos programas, que son varios, se genera lo que yo llamo la ‘Corfo-dependencia’ de parte de los emprendedores, en cuanto a que algunos siempre están dependiendo de algún tipo de apoyo de Corfo para poder seguir”.
—¿Qué tipo de emprendimientos?
“Tengo ejemplos concretos de emprendedores que se me han acercado y, para demostrar lo potente que es su emprendimiento, me dicen: ‘Hace dos años ‘me gané’ un Corfo de tal tipo y ahora estoy postulando a este otro’. Entonces, es casi como si fuera una condecoración, como que eso los dejara en mejores condiciones para postular a otro programa. Esto es un círculo vicioso, porque genera una persona que nunca corta el cordón umbilical, y muchas veces son emprendimientos que funcionan solamente en virtud de los subsidios que tiene Corfo. Sería bueno terminar con esta Corfo-dependencia (…). Sin desmerecer lo que hace la corporación, creo que hemos llegado a un punto en que es bueno cortar de una vez por todas esa Corfo-dependencia. Y dicho eso, agrego otro punto: la forma en cómo apoya, pues hay un componente de ‘plata dulce’ para los emprendedores. ¿Por qué digo eso? Por ejemplo, en el capital semilla, se entregan montos que pueden ser muy importantes para los emprendedores, pero es un subsidio que nunca es reembolsado. Entonces, me pregunto si el Estado de Chile y los contribuyentes están destinando parte de sus recursos a financiar proyectos, ¿no sería lógico que si a ese emprendimiento le va bien, al menos devuelva lo que el Estado le aportó? Y el contraejemplo más elocuente es el que ocurre con los estudios universitarios. El CAE es un crédito que es contingente: si a la persona le va bien y obtiene ingresos, paga el crédito a través del tiempo. Esto tiene bastante legitimidad como concepto (…). Si les preguntaras a los emprendedores más famosos que hay en Chile y que pasaron por Corfo, nunca han devuelto nada… aunque nadie lo ha pedido tampoco”.
—Usted lo ha planteado directamente…
“Durante mi gestión en Corfo tratamos en una oportunidad de implementar un programa piloto que tuviera un carácter de reembolsable, pero Contraloría lo rechazó al tratarse de un subsidio, que por definición no es reembolsable”.
Las startups también deberían devolver recursos
—¿Se necesita también modificar el programa Start-Up Chile, que nació en su gestión?
“Start-Up Chile, que me tocó participar en su génesis en el año 2010, ha sido una de las iniciativas más exitosas que ha habido para el emprendimiento, por la orientación de atraer talento emprendedor extranjero al país y permitirles a los emprendedores chilenos acceder a redes internacionales. Este programa, que partió como un emprendimiento, hoy ya es una verdadera política de Estado, de lo cual me alegro mucho. Start-Up Chile se transformó en una aceleradora de negocios y es una de la más prestigiosas en el mundo”.
“También habría que explorar el tema de que los emprendimientos exitosos financiados por Start-Up Chile devuelvan lo que se les aportó. No más que eso. No estoy hablando de cobrarles un interés, simplemente de dar un primer paso y devolver lo que se les apostó”.
—¿Cómo hacerlos más eficientes de forma rápida y segura?
“Por ejemplo, estableciendo que el emprendimiento pueda postular solo a uno de los programas de Corfo, salvo que el segundo fuera de una naturaleza muy distinta. Porque esto de vivir conectado a un respirador artificial, que son los subsidios Corfo, es lo que me parece negativo, porque no aporta nada”.
—¿Porque esos subsidios, o respirador artificial como lo llama, finalmente generan emprendedores “sin hambre”…?
“Más que sin hambre, el ser humano opera en base a incentivos. Entonces, si se enfrenta al incentivo de que puede postular a varios programas, obviamente, le es más cómodo en vez de salir a buscar capital afuera: vivir de los apoyos que entrega el Estado, que lo pueden repetir a través del tiempo, y que no tengan que devolver nada, es el mejor de los mundos. Pero eso genera emprendimientos débiles, que no tienen capacidad de sustentarse”.
De unicornios a Algramo
—¿Se podría decir que esa Corfo-dependencia lleva a tener emprendedores “regalones” o “mimados”, que no quieren salir de su zona de confort?
“No es que los mimen ni que sean regalones, porque no es que exista una especial preferencia por ellos, sino que Corfo permite que permanezcan conectados a un respirador artificial emprendimientos que no tienen la fortaleza suficiente para subsistir en el tiempo. No todos los proyectos o los modelos son exitosos. Es decir, no por el hecho de ser unicornio es sinónimo de que ya cruzaste la barrera y fuiste exitoso. El éxito viene cuando logras hacer sostenible ese negocio en el tiempo. Tenemos casos de unicornios que han terminado fracasando. No hay que preocuparse solamente de ser unicornio, sino que hay que preocuparse de que el modelo de negocio sea sustentable”.
—¿Emprendimientos como Algramo, por ejemplo, son “un caso” del sistema?
“No quiero personalizar. Prefiero decir que hay emprendimientos que ganan muchos premios y que hacen cosas muy novedosas, pero que, al final, si no hay un sustento financiero real, un buen negocio que lo apoye, las cosas terminan evaporándose. Y esto es un poco lo que le pasó a Algramo”.