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Entrevista Klaus Schmidt-Hebbel: «La economía chilena está estancada y nos estamos alejando de los países desarrollados»

El ex economista jefe de la Ocde y actual profesor-investigador del CIES-UDD, analizó el estado de la economía chilena, las propuestas presidenciales, el gasto fiscal y los desafíos estructurales que enfrenta el país.

Trade News | Sábado 18 de octubre, 2025

Chile atraviesa uno de los periodos más prolongados de bajo crecimiento económico de las últimas décadas. La inflación se ha moderado, pero la inversión y la productividad siguen en niveles preocupantemente bajos, mientras la inseguridad, la violencia rural y la incertidumbre regulatoria continúan frenando la recuperación.

En este contexto, el economista Klaus Schmidt-Hebbel —ex jefe de estudios de la Ocde y actual profesor-investigador del CIES-UDD— advierte que el país está “estancado” y alejándose de las economías desarrolladas.

Durante su visita a Concepción, en el marco de la Tercera Conferencia UDD Exponencial de Desarrollo Humano, el académico conversó con Trade-News.cl sobre las causas de este estancamiento, el rol del gasto público, la falta de consensos políticos y las perspectivas económicas para el próximo gobierno.

Con mirada crítica pero optimista, plantea que “Chile puede volver a crecer al 4% si hace las cosas bien”, aunque advierte que el desafío será político antes que técnico.Klaus Schmidt-Hebbel: “La economía chilena está estancada y nos estamos alejando de los países desarrollados”

– ¿Cómo describiría el estado actual de la economía chilena?

Estancada. Ese es el adjetivo correcto, y creo que hay consenso en eso entre economistas de centroizquierda, centro y derecha. Llevamos años creciendo demasiado poco. El Banco Central estima que el crecimiento potencial para los próximos diez años será de apenas 1,8%, lo que, descontando el crecimiento demográfico, deja un crecimiento per cápita de solo 1,2% anual.

Eso es insuficiente para ser un país desarrollado. Hoy, China crece al 3,5% per cápita, India al 4,5%, y los países desarrollados al 1,5%. Es decir, incluso ellos crecen más que nosotros. Así que, lejos de acercarnos, nos estamos alejando cada vez más de las economías avanzadas.

– ¿Y es posible que Chile vuelva a crecer al 4% anual?

Sí, es posible, aunque difícil. Soy optimista, pero realista. Hay una buena noticia: la mayoría de las candidaturas presidenciales actuales coinciden en el diagnóstico. Chile enfrenta tres grandes problemas: Falta de crecimiento, con desempleo e informalidad al alza; inseguridad —narcotráfico, inmigración ilegal, terrorismo, delincuencia—, que frena la inversión y la actividad económica; y servicios públicos de muy baja calidad, con un Estado ineficiente.

Donde difieren las candidaturas es en cómo resolver esos problemas. Creo que las propuestas más realistas provienen de los sectores de centro y centroderecha, que plantean reformas estructurales profundas y sostenidas.

Si se aplican bien esas reformas, podríamos duplicar el crecimiento actual, del 2% al 4%, hacia fines del próximo gobierno, probablemente entre 2029 y 2030.

-Algunos candidatos han planteado fuertes recortes al gasto público. ¿Es viable reducirlo en 6.000 millones de dólares, como proponen José Antonio Kast o Evelyn Matthei, quien habla de 2.000 millones de dólares?

Sí, es factible. Veamos las cifras. El proyecto de ley de Presupuesto 2026 propone un gasto total de 90 mil millones de dólares. Kast propone reducirlo en 6 mil millones y Matthei en 2 mil millones. Eso equivale a un 6,7% o 2,2% del gasto total, respectivamente.

No es imposible. Hay un mal gasto enorme en Chile. Existen agencias públicas que duplican funciones, sobrepoblación de funcionarios en algunos ministerios y municipios, y sueldos que superan en 15% o 20% los del sector privado para las mismas funciones.

Además, la productividad del sector público es baja y hay casos graves de ausentismo y licencias falsas. Con auditorías administrativas y reformas legales bien dirigidas, se podría reducir ese gasto ineficiente en cuatro años, sin afectar los servicios esenciales.

¿Qué le pareció la decisión del gobierno de no dejar fondos de libre disposición al próximo presidente?

Una muy mala señal política. Es una muestra de falta de voluntad institucional. El gobierno de Piñera II dejó recursos a la administración Boric, pero este no hará lo mismo con su sucesor.

Eso limita la capacidad de reacción del próximo gobierno, que solo podrá reasignar 900 millones de dólares, lo que implica recortar otras partidas. Además, el presupuesto 2026 congela las remuneraciones nominales del sector público, sin reajuste por inflación. Es la primera vez que ocurre, y parece hecho para provocar conflicto social el próximo año.

El exministro de Hacienda Ignacio Briones dijo que “Chile está en la B” y que el próximo gobierno será de emergencia. ¿Comparte esa visión?

Absolutamente. Tengo coincidencia total con Briones en el diagnóstico y las soluciones. Y también con Jorge Quiroz, quien podría ser un gran ministro de Hacienda bajo una eventual presidencia de José Antonio Kast.

Ambos economistas representan una visión técnica, realista y responsable de las finanzas públicas.

¿Qué piensa del desempeño de Javier Milei en Argentina?

Tiene luces y sombras. Lo positivo es que aplicó un ajuste fiscal profundo que Argentina necesitaba para romper el círculo vicioso entre estancamiento e hiperinflación. También ha impulsado reformas del Estado muy necesarias.

Sin embargo, cometió un error técnico grave al no liberar el tipo de cambio más rápidamente, lo que hoy le está generando una crisis de divisas.

Y la mayor sombra de Milei es su propio estilo personal: su carácter extremo le resta apoyo político, como se vio en las elecciones provinciales.

Le pregunto por Argentina que crecería al 7 y Perú, que mantiene dinamismo pese a su inestabilidad política y Chile sigue rezagado, pese a que fue líder económico en la región. ¿Podemos recuperar el liderazgo regional?

Sí, podemos. Soy optimista. Pero eso requiere reconstruir grandes acuerdos nacionales entre la ex Concertación, el centro político y la centroderecha. Solo así se podrán aprobar reformas estructurales con respaldo transversal que devuelvan la confianza y permitan a Chile retomar un crecimiento sostenido. Tenemos capital humano, instituciones sólidas y experiencia. Lo que falta es voluntad política y visión de país.