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¡Paren a Chile, que me quiero bajar!

Por Carlos Smith:

Aún no tengo claro cuando nos convertimos en un país que quiere todo para ayer.

No puedo dejar de recordar a mi hija de 3 años cuando veo que quiere todo ahora ya!.

Es lo mismo que no ha pasado como sociedad.

Una explicación es el hecho de haber crecido económicamente por tanto tiempo y a tasas importantes.

Queramos o no, el nivel de bienestar creció para todos.Hace 30 ó 35 años estábamos de acuerdo como país que teníamos un problema de altos niveles de personas en situación de pobreza y nos propusimos combatirla.

En pocos años, podemos decir que hoy es un problema menor.

La pobreza antigua estaba asociada a desnutrición y analfabetismo, lo cual está prácticamente erradicado en nuestro país.

Hoy está asociada a empleos precarios y a la exclusión de ciertos derechos.

De hecho hoy medimos la pobreza desde la multidemensionalidad que es lo que se hace en sociedades más desarrolladas.

Hace un par de años que nos dimos cuenta que tenemos un problema con la distribución del ingreso que ha llevado a altos niveles de desigualdad, que por cierto han ido mejorando y seguramente, año tras año, veremos mejores indicadores de distribución.

Mucho de esto explicado por el dramático cambio en el acceso a la educación superior que experimentamos en años pasados.

Pero parece que hoy no estamos dispuestos a esperar por los cambios.

Vivimos en un mundo de inmediatez que nos ha hecho perder la perspectiva de que los cambios requieren tiempo.

Unos más que otros por supuesto, pero la mayoría de las principales demandas sociales son problemas complejos que requiere soluciones complejas.

Así, debemos darnos cuenta que estos cambios estructurales se demoran y requieren de que la gran mayoría esté consciente de esto.

Hemos sido nosotros mismos los que generamos demasiadas expectativas y «malcriamos» a la sociedad.

Entonces es totalmente legítimo que hoy haya un clima exasperación y se exijan soluciones.

Dejamos pasar muchos años donde se avanzó poco o no se hicieron bien las cosas.

Quizás fuimos más reactivos que proactivos y hoy nos está pasando la cuenta.

Debemos tener un debate abierto y tratar de volver a poner las cosas en perspectiva.

Para eso lo mejor es sincerar cada proceso y poner todas las cartas sobre la mesa.

Recordemos que el mundo está hecho de especialistas y esto es lo mas eficiente.

Necesitamos que en cada sector, en cada discusión, hayan especialistas y nos informen de los pros y los contras de cada decisión que debamos tomar como país.

No hay nada mejor que una decisión bien informada.

Pero si dejamos que los que toman decisiones lo hagan más por temas políticos o por beneficios de ciertos sectores, estaremos lejos de llegar a la mejor solución para la sociedad y volverán a generarse conflictos sociales que de seguro nadie quiere que se sucedan, porque se abre el espacio para los populistas, es decir, los que encuentran soluciones fáciles para problemas difíciles.