Columna de Hernán Cheyre
Director CIES
La Tercera
Lunes 04 de enero 2021
En el tenis, se denomina «match point» a la situación en que un jugador se encuentra en desventaja, teniendo el adversario el saque a su favor, y si pierde ese punto se termina también el partido. El año 2021 que recién comienza tiene varias de las características de un «match point», por todo lo que está en juego durante este período. En lo económico, la necesidad de lograr una reactivación que permita revertir la fuerte caída en los niveles de actividad ocurrida el año pasado, pero a partir de bases sólidas que permitan recuperar la capacidad de crecimiento de largo plazo en declinación desde hace ya largo tiempo; lograr aumentar la cantidad y calidad de los empleos que se generen, en un contexto en que los cambios tecnológicos y las nuevas formas de interacción que han surgido como consecuencia de la pandemia llegaron para quedarse, y por tanto ameritan una modernización de la legislación laboral vigente, teniendo en cuenta que los trabajos más precarios son aquellos que no se crean o que se pierden; retomar una senda hacia el equilibrio de las cuentas fiscales, materia en la cual hace algunos años empezó a perderse el norte, y que durante el 2020, por razones plenamente justificadas, se amplió la brecha, pero en forma transitoria ya que ello no es sostenible como tendencia. En lo político-institucional, la necesidad imperiosa de derrotar la violencia y la delincuencia desatadas a lo largo y ancho del país, para lo cual es fundamental recuperar la plena vigencia del estado de derecho y del imperio de la ley; y lograr construir una nueva Carta Fundamental que entregue un marco en el cual las grandes mayorías se sientan representadas y que permita configurar las reglas del juego bajo las cuales se desenvolverá el país durante las próximas décadas.
Las situaciones de «match point» obviamente son muy estresantes, y los jugadores que logran superarlas son aquellos que logran mayor capacidad de concentración y foco para salvar dicha situación decisiva, pensando en lo que viene, sin empantanarse en lo acontecido en juegos anteriores, y logrando abstraerse de los gritos que lanzan desde las graderías los más vociferantes. Quienes se desesperan en estas instancias suelen perder los partidos. Pasando de la metáfora a la realidad, lo que más necesita Chile en esta instancia decisiva es recuperar la capacidad de diálogo para zanjar las discrepancias, no insistir en posiciones maximalistas, e intentar acuerdos básicos entre los actores políticos verdaderamente comprometidos con salvar esta situación de «match point». Salir de este trance es perfectamente posible, pero va a depender de la voluntad que muestren los distintos actores políticos para lograr acuerdos. Si esto no ocurre, lamentablemente Chile perderá el partido y descenderá a las divisiones inferiores, con todo lo que ello implica en términos de desarrollo y de bienestar para la población.