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Columna Hernán Cheyre: «A la vera del camino»

Hernán Cheyre
Centro de Investigación Empresa y Sociedad UDD
La Tercera
21 de junio 2021

El ajuste al alza en las proyecciones de crecimiento eco nómico para este año constituye una buena noticia, por cuanto ello significa que a fines de 2021 ya se habrán re cuperado los niveles de actividad que había previo a la

pandemia. Sin embargo, esta buena noticia se ve empañada por el hecho de que la recuperación del empleo continúa a medio camino. En base alas cifras del INE, al mes de julio de 2020 se habían perdido 2 millones de puestos de trabajo, y hasta la fecha se habría recuperado poco más de la mitad, de manera que es mucho lo que falta por avanzar.

¿Cómo explicar esta aparente contradicción? Primero, las cuarentenas han afectado severamente la posibilidad de realizar trabajos presenciales, básicamente por las restricciones a la movilidad impuestas, a lo que habría que sumarla dificultad que enfrentan las mujeres que deben quedarse en sus casas cuidando a sus hijos, como consecuencia del cierre de jardines infantiles y colegios. Segundo, ante esta situación, muchas actividades han debido modificar su forma de operar, adaptándose a esquemas de funcionamiento que utilizan un menor numero de trabajadores. Y, tercero, hay que tener en cuenta que buena parte de la recuperación económica que se está observando se explica por el efecto de las ayudas que ha entregado el Gobierno y por los retiros de ahorros previsionales, de manera que el principal impacto se ha hecho sentir en el consumo privado -se estima una expansión de 15, en circunstancias de que la inversión, principal generadora de nuevos puestos de trabajo, recuperaría solo parcialmente el retroceso de 2020.

¿Qué cabe esperar para el período que viene? Un progresivo retiro de las medidas de confinamiento va a posibilitar una recuperación del empleo en aquellos sectores que se han visto mayormente afectados, como lo son los servicios, pero esta va a ser paulatina y parcial, considerando que la nueva forma de operar a la que se han adaptado muchas empresas se va a mantener en el tiempo, y también por la incertidumbre derivada de un cuadro político muy convulsionado, lo cual afecta las decisiones de contratación.

Ante estas circunstancias, los esfuerzos deberían concentrarse en el fortalecimiento de los mecanismos de apoyo a la contratación, tanto a través de subsidios como de capacitación a quienes deberán readaptarse, pero también deberían contemplar adaptaciones a la legislación laboral que permitan, al menos a las empresas de menor tamaño y a los nuevos emprendimientos, contratar trabajadores en un ambiente de mayor flexibilidad. Un acuerdo político en esta línea es urgente, dejando de lado prejuicios ideológicos y pensando solo en el millón de trabajadores que ha quedado a la vera del camino.