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Columna Klaus Schmidt-Hebbel: «Cambio climático, COP26 y Chile»

Por Klaus Schmidt-Hebbel | Economista y académico FEN UDD | De Puño y Letra, El Mercurio

La catástrofe ambiental global reduce la calidad de la vida y la probabilidad de supervivencia futura de todas las especies que aún habitan nuestra tierra. Este desastre impuesto por nuestra especie tiene cinco impulsores directos; uno de ellos es el cambio climático (CC), causado por la creciente emisión de gases de efecto invernadero (GEI). Las Conferencias de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (las COP) son el instrumento internacional clave para comprometer a todos los países a alcanzar una emisión neta cero de GEI (el “Cero Neto”).

Hace un mes se llevó a cabo la COP26 en Glasgow, con 28.000 participantes registrados (gobiernos, empresas, ONG, científicos y ciudadanos) y 10.000 manifestantes (que protestaban contra el lento avance de las COP frente al CC). La COP26 registró algunos acuerdos importantes: el compromiso de 141 países para detener la deforestación al año 2030, el de 46 países para eliminar el uso del carbón al 2040 y el de 103 países para reducir las emisiones de metano en un 30% al 2030. 450 empresas financieras del mundo comprometieron que sus activos serán “verdes” y consistentes con alcanzar el Cero Neto al 2050. 110 de los 199 países del mundo (Chile entre ellos) se han comprometido a alcanzar el Cero Neto hasta 2050. Criminalmente, los principales emisores de GEI —Brasil, China, India y Rusia, entre otros— se comprometen a alcanzarlo recién al 2060 o 2070.

Peor aún: estas promesas nacionales rara vez van acompañadas de los cambios legales y nuevos incentivos de mercado que se requieren para cumplirlas. Bajo el supuesto —irrealista— de cumplimiento pleno de los compromisos de cada país al 2030, Climate Action Tracker estima que el aumento de la temperatura global media será de 2,1 °C hacia el 2100. Esto es “solo” un 0,9 °C adicional a lo que la Tierra se ha calentado hasta el año presente (1,2 °C), pero es suficiente para hacer el planeta invivible. Las siguientes COP requerirán de compromisos más ambiciosos y de planes de acción ineludibles en su implementación.

En Glasgow nuestra ministra del Medio Ambiente, Carolina Schmidt, entregó la Presidencia de la COP al ministro británico. Chile tuvo una muy buena participación en la COP26, suscribiendo los acuerdos mencionados y haciendo entrega de la Estrategia Climática de Largo Plazo (ECLP) de Chile a la ONU. La ECLP es la hoja de ruta para que Chile logre el Cero Neto hasta 2050, basada en 407 metas sectoriales de transición y transformación.

En materia energética, la ECLP define un máximo nacional de emisiones de GEI para el período 2020-2030, con límites por sectores económicos. Establece el retiro o conversión del 65% de las centrales de carbón al 2025, tener un 80% de fuentes renovables para el 2030, que el hidrógeno verde represente el 20% de la matriz de combustibles al 2040 y que la matriz energética sea 100% cero emisiones al 2050. Para la industria y la minería, determina que se reduzcan las emisiones en un 70% al 2050 y que toda la flota de la gran minería sea cero emisiones al 2030. En transporte establece que todos los buses, taxis y colectivos sean cero emisiones al 2040.

En cuanto a residuos, la ECLP compromete reciclar el 30% de los residuos de pavimentos al 2025 y reducir en un 40% el ingreso de residuos en mares y playas al 2040. En conservación, compromete aumentar los humedales urbanos protegidos al 2025; a que todas las áreas protegidas marinas tengan planes de manejo, y que hasta un 50% de las especies amenazadas cuente con planes de recuperación al 2050.

¿Cuáles son las dos grandes tareas para el próximo gobierno? Primero, adoptar y perfeccionar los mecanismos de mercado, regulaciones y políticas necesarios para alcanzar las metas trazadas. Segundo, adelantar el objetivo de Cero Neto para Chile al 2040, con metas aún más ambiciosas.