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Start-Up Chile cumple 15 años: empresas apoyadas han pagado en impuestos 1,4 veces lo que el Estado ha invertido en el programa

Pese al favorable balance, exgerentes de la entidad creen necesario hacer frente a desafíos como la fuerte competencia de políticas similares a nivel internacional, y que el país capture más valor de las firmas aceleradas.

Fuente: El Mercurio

Las instalaciones de la Plaza de la Innovación, en la U. del Desarrollo, fueron el escenario para reflexionar en torno a los resultados y desafíos de una de las políticas públicas más novedosas generadas por el Estado para impulsar la innovación: Start-Up Chile. Surgido en 2010, bajo el primer mandato de Sebastián Piñera, el programa ha evolucionado y hoy cumple 15 años entregando apoyo directo a emprendimientos nacionales y extranjeros que quieren usar a Chile como base de operaciones.

La encargada de presentar los datos de estos tres lustros fue Javiera Araneda, gerenta de este programa, alojado en Corfo. La profesional expuso que han sido 3 mil las startups de 98 países que han sido apoyadas en estos 15 años, las que han levantado capital por un total de US$ 2.140 millones, han generado 36.796 empleos y ventas en Chile por US$ 716 millones. El programa, que en su momento fue pionero, ha sido replicado en una decena de países y ha significado una inversión pública de US$ 100 millones. A cambio, destacó, los emprendimientos han tributado en el país por US$ 136 millones; es decir, el portafolio ha pagado en impuestos 1,4 veces lo que el Estado invirtió en él.

“Este número nos gusta mucho, porque demuestra que ha habido retorno de la inversión”, subrayó Araneda.

Competencia, presupuesto, conexión y “un 1% o 2%”

Estos datos dieron paso a un panel, moderado por Joaquín Lavín en su calidad de director del Instituto de Emprendimiento de la Facultad de Economía y Negocios UDD, en el cual tres exgerentes del programa no solo valoraron que se haya consolidado como una política de Estado, sino que también plantearon los aspectos en que consideran necesario hacer mejoras.

Horacio Melo, quien fue director ejecutivo de Start-Up Chile entre 2011 y 2014, aseguró que esta política, al atraer emprendedores internacionales al país, contribuyó a generar “un movimiento que empezó a abrazar el emprendimiento de alto potencial. Aceleró que más personas quisieran ser emprendedoras e inversionistas, y que las universidades se preocuparan más de estos temas”.

Pero planteó un tema que le ha dado vueltas todo este tiempo: “Me hubiera encantado, y yo sé que hay dificultades desde el Estado, que Start-Up Chile tomara el 1% o 2% de todas las startups que pasaron por ahí. Sería facilitador de la política pública contar con esos recursos”.

Para Rocío Fonseca, quien lideró el programa entre 2015 y 2018, este generó una ola a nivel de emprendedores, pero aún tiene el desafío pendiente de subir a ese movimiento a más compañías tradicionales: “Las grandes empresas todavía son muy tradicionales en Chile, les cuesta. Faltan todavía estos puentes de conexión”.

María de los Ángeles Romo, gerenta de Start-Up Chile de 2019 a 2022, mostró su preocupación por el derrotero presupuestario que ha tenido el programa en los últimos años.

“El presupuesto de Start-Up Chile hoy no es sustancialmente mayor que el del año pasado, y el del año pasado es menor al año anterior. Esa es una señal compleja si queremos definir que Chile sea un país de emprendedores, donde hay una aceleradora pública que tiene un rol relevante en la agregación de valor al desarrollo económico y social. Me preocupa esta señal si queremos seguir manteniendo este rol a nivel global”, apuntó.

Asimismo, afirmó que es clave que las empresas chilenas entiendan que su competencia es mundial. “Seguimos pensando que estamos en un rincón del mundo y que lo hacemos muy bien en Chile, pero nos falta entender que la empresa de base científico-tecnológica se tiene que convertir en una empresa de alcance global, que resuelva problemas globales. Eso no está ocurriendo todavía y tenemos que trabajar en eso. Ahí está el desafío de Start-Up Chile: lograr que sus empresas logren pasar esa barrera y sean invertibles por cualquier empresa del mundo. Han pasado más de 3.000 startups, pero ¿cuántas se nos vienen a la cabeza porque son casos que resuelven una problemática global?”, reflexionó.

Javiera Araneda también abordó otro reto que enfrenta Start-Up Chile: la oferta que ha surgido desde decenas de países con programas inspirados en esta iniciativa local. “Salió competencia, pero eso es buenísimo y nos hace decir que no podemos quedarnos dormidos en los laureles, porque tenemos que seguir creciendo y seguir desarrollándonos para seguir siendo un ecosistema competitivo y conectando bien las políticas públicas y las iniciativas privadas también”, afirmó, junto con agradecer las perspectivas de sus antecesores.

Sobre el tema presupuestario, reconoció que “siempre es un desafío de Start-Up Chile”, pero valoró que se “ha mantenido como una política de Estado más allá de lo que pasa gobierno a gobierno. Efectivamente, siempre que hay un cambio, está el volver a revalidar, mostrar los números, validar las políticas y siempre pueden ir variando los presupuestos. Es un desafío y algo que se tiene que ir abordando año a año”.