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Jorge Navarrete, abogado y columnista

«El emprendimiento tiene que ver con algo que nos es muy natural, pues se refiere a gente común y corriente. En cambio, al empresario lo percibimos como alguien diferente y distinto a nosotros. También hay un tema que tiene que ver con la envergadura y escala, y se manifiesta en varias dimensiones: primero, parece que fuera menos legítimo ganar mucho dinero, especialmente en un país donde se ha criminalizado el lucro; segundo, la actividad empresarial se ve más lejana que el emprendimiento, pues esto último pareciera ser un negocio atendido por su propio dueño; tercero, la corrupción y los actos impropios ocurren a todo nivel, pero sólo se conocen, resienten y critican cuando son visibles, a gran escala y afectan a muchas personas. Por último, diría yo que la gran diferencia en la percepción de ambos, es que a las empresas y grandes corporaciones se les identifica sólo con la generación de valor privado; en cambio, a los emprendedores se les ubica más cerca de la generación de valor público, asociándolos a conceptos como el de innovación, medio ambiente y sustentabilidad».