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La trampa de la situación media

A medida que las economías son más competitivas, hay menor número de emprendedores, pero estos son más innovadores y tienen mayor propensión a crear empleo.

Por José Ernesto Amorós
En enero de este año, el Foro Económico Mundial en colaboración con el Global Entrepreneurship Monitor, GEM y Endeavor, publicaron el reporte “Leveraging entrepreneurial ambition and innovation: a global perspective on entrepreneurship, competitiveness and development” donde Chile destaca en una muestra de 44 países por sus indicadores de innovación y emprendimiento. El reporte señala que Chile junto a otras economías, como Colombia, ha desarrollado programas y políticas pro-emprendimiento que podrían ayudar a eludir “la trampa de la situación media”. Esto se refiere a que en un ambiente con mala calidad institucional y menor competitividad, hay “mucho emprendimiento”, pero estos emprendedores no suelen ser innovadores o crean pocos puestos de trabajo. A medida que las economías son más competitivas, hay menor número de emprendedores, pero estos son más innovadores y tienen mayor propensión a crear empleo.

Chile destaca por combinar bien ambas aproximaciones: un crecimiento sostenido en la tasa de emprendedores (o creación de nuevas empresas), que es verificable en los indicadores del propio GEM, pero también en las estadísticas del Ministerio de Economía, y una mayor propensión a la innovación y crecimiento por parte de estos emprendedores. Esto sin duda ha llevado a nuestro país a una posición de privilegio en varios índices y rankings internacionales e incluso la Región Metropolitana ha sido considerada como uno de los ecosistemas de emprendimiento más dinámicos del mundo.

¿Es entonces Chile el país más innovador y emprendedor del mundo?

Por supuesto que no. Y estamos lejos de serlo si nos comparamos con economías muy dinámicas e innovadoras, como Israel, Corea o Singapur. ¿Vamos por buen camino? Si bien en Chile las acertadas políticas que han facilitado el emprendimiento, como el sistema en línea de “tu empresa en un día” o la llamada “Ley de Re-emprendimiento” o quiebra rápida o los programas como Startup Chile han tenido un alto impacto, no podemos precisamente caer en la trampa de la situación media y creer que las reformas estructurales que el actual Gobierno está impulsando también decantarán en más y mejor emprendimiento.

La Asociación de Emprendedores de Chile (ASECh), a través de su presidente Juan Pablo Swett, alzó la voz (y fuerte) contra varios aspectos de la Reforma Tributaria. Y se preparan para la siguiente batalla por la Reforma Laboral. Y suma y sigue. Es verdad que Chile necesita muchas reformas, precisamente para no caer en una peor trampa, la de los países de ingresos medios, pero la historia, más específicamente la historia económica, da clara evidencia de que los países más desarrollados son aquellos que han impulsado un sector empresarial y emprendedor basado en innovación.

Entonces si queremos ser una economía desarrollada con igualdad, pero con capacidad emprendedora, hay que prestar atención a la balanza de tres ingredientes: número de empresarios, su capacidad de innovación, y su ambición de crecimiento. Estos emprendimientos tienen mayor posibilidad de éxito, pero necesitan un ecosistema que precisamente brinde estas posibilidades de crecimiento. El problema es de nuevo caer en la trampa de la situación media, con arreglos “medios” que son cercanos a lo mediocre. Esto puede volverse en contra de lo que el país ha ganado con mucho esfuerzo y recursos en el ámbito del emprendimiento. Y créanlo: para los emprendedores, este es un peor escenario.