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Entrevista a Vesna Mandakovic: “Es una poderosa herramienta de empoderamiento”

Vesna Mandakovic, ingeniera comercial, máster y doctora en economía, investigadora y académica, es una de las profesionales que más ha estudiado el desarrollo del emprendimiento en Chile. 

Estuvo a cargo del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), reconocida investigación académica sobre la actividad emprendedora en el mundo. También lideró el Instituto de Emprendimiento de la Universidad del Desarrollo, en el que hoy participa como docente asociada.

Destaca que las personas que emprenden afrontan el reto de crecer e internacionalizarse. Además, la necesidad de atender las heterogéneas realidades sociales, culturales, económicas y geográficas del ecosistema nacional, el cual debe abrirse a grupos tradicionalmente postergados, para fortalecerse y expandirse.

¿Qué es ser emprendedor o emprendedora?

Es una persona que tiene la capacidad de identificar una necesidad, que la ve como una oportunidad para desarrollar una solución, un servicio o producto que la satisfará, agregando valor desde el punto de vista social y económico. 

Una persona puede emprender en distintas actividades de la vida. Pero en términos de negocios, tiene que ver con generar la idea, explorarla, llevarla a cabo, gestionarla, crear valor, vincularla con la necesidad en cuestión y posicionarla en el mercado.

¿Con qué escenario se encuentran hoy las personas que deseen emprender en Chile? 

Con uno que evoluciona a ritmo constante. Es más cambiante, más dinámico, más desafiante. Por lo tanto, los nuevos emprendedores tienen que estar más preparados, tanto en habilidades como en competencias, para desarrollar sus negocios. 

Además, el entorno para emprender está enfrentando continuos cambios regulatorios, que causan incertidumbre en varios sectores.  A pesar de eso, vemos que siguen creándose negocios. Si algo caracteriza a los emprendedores, es que perseveran y sortean las eventualidades.

 ¿Podrías describir el ecosistema nacional del emprendimiento? 

Hace 15 años que hablamos que existe un ecosistema, donde se vinculan los distintos actores dentro de un ambiente empresarial.

Desde el punto de vista financiero, disponemos de los bancos con foco en emprendedores y Pymes, capital de riesgo, crowdfunding y nuevas opciones que aparecen día a día.

Uno ve más especialización en ambos lados (tanto oferta como demanda) lo que ha mejorando la interacción entre los agentes del mercado financiero y los emprendedores.

El otro actor es la infraestructura física del país, que posibilita el transporte terrestre, marítimo o aéreo de los bienes que producimos y comercializamos. También aborda la calidad de las redes de internet y de telecomunicaciones.

Hay otra parte que tiene que ver con la positiva valorización social y cultural de la actividad emprendedora. Cada día, más jóvenes, adultos mayores, migrantes y mujeres buscan emprender. Según los datos es una opción de carrera deseable para gran parte de la población adulta en el país.

La concepción de ecosistema tiene que ver con un territorio,  o el concepto de espacio físico. Chile en particular presenta tanta heterogeneidad en sus regiones y dentro de éstas.

Por lo tanto, podemos decir que hay ecosistemas más robustos que otros, que tienen diferentes dinámicas, distintos recursos, diversas realidades sociodemográficas. Entonces la dimensión del ecosistema debemos verla hoy a nivel local, es decir, observar cómo se han ido desarrollando y qué necesitan estos ecosistemas territoriales. 

El financiamiento es una demanda que siempre recalcan los emprendedores. Asimismo, falta educación para el emprendimiento en centros de formación técnica y enseñanza media. Estamos al debe con los estudiantes en áreas como investigar, generar análisis crítico, detectar oportunidades, ver fuera de la caja, usar herramientas de innovación. 

 ¿Y qué debilidades y fortalezas identificas del emprendedor y emprendedora chilena? 

Es difícil hablar en general, pero uno puede ver, mirando la evolución que ha tenido la actividad emprendedora en el país. 

Primero, el mercado chileno es muy pequeño, por lo tanto, necesitamos que los emprendimientos, para que crezcan más rápido, se proyecten en los mercados foráneos. Hay herramientas para vincularse en otros países, hay programas gubernamentales y también hay empresas privadas que desarrollan canales.  Pero tenemos el problema del aprendizaje de idiomas y eso es algo que debemos abordar desde el colegio. 

En segundo lugar, con la pandemia nos vimos forzados a subirnos al carro de la digitalización. No obstante, es un aprendizaje continuo y un desafío permanente. Porque hay muchos emprendedores y emprendedoras que están creando negocios y después se encuentran con el reto de crecer e internacionalizarse. Entonces, se dan cuenta que necesitan contactos, saber idiomas y tener herramientas digitales.

En definitiva, el proceso de escalar tiene que ver con el desarrollo del ecosistema. Entre microempresas, pequeñas y medianas hay una heterogeneidad muy grande. Los problemas y los desafíos son muy distintos. Ahora estamos en la etapa de hacer un poco más de foco en esta diversidad y en lo local, para diseñar políticas y programas de proemprendimiento. 

¿Podrías reconocer si la emprendedora o emprendedor de Chile tienen rasgos particulares?

En Chile en particular, los emprendedores han estado muy acompañados por programas de gobierno desde su creación.  Entonces tenemos esta dependencia y les cuesta crecer pensando en que este “acompañamiento” no debiese ser permanente en el tiempo. 

Cuentan, también, con la alianzas con empresas más grandes, que se han ido concatenando un poco más con sus proveedores, debido a que la actual regulación exige que las empresas más grandes tengan prácticas ESG -sigla en inglés de medioambiental, social y gobernanza- lo cual constituye una tremenda oportunidad para los emprendedores, los que tienen esos propósitos bien claros. Vincularse con empresas de mayor tamaño es un win win para ambas partes. 

También, los emprendedores y emprendedoras de Chile son muy valorados y bien evaluados por sus entornos. Sobre todo, porque se relacionan a ciertas causas sociales.

¿Qué políticas públicas destacas que han fomentado el emprendimiento y qué otras se necesitan para fortalecerlo?

Las políticas públicas, que se han implementado para fomentar el emprendimiento, son bien concretas y uno naturalmente las asocia con Corfo para cierta categoría de emprendimiento que son de mayor impacto. 

Hay otras instituciones del Estado, como Fosis y Sercotec, que se encargan de otro tipo de emprendimiento y desarrollan políticas públicas, que son bien dirigidas y que han tenido buenos resultados. 

El desafío ahora es cómo apoyamos a las que están creciendo, cómo hacemos que escalen.

También creo que debemos hacernos cargo de los emprendedores que no están en el ecosistema, que les cuesta sumarse. Es decir, preguntarse ¿qué pasa con los emprendimientos que no se han  formalizado?, ¿con la escalabilidad de los proyectos  liderados por mujeres? ¿con los emprendedores senior?, ¿con los migrantes? Debemos integrar a estos grupos porque es una gran oportunidad, para que las personas y la sociedad se desarrollen, desde el punto de vista social, emocional, económico y cultural. 

Si bien el mercado laboral formal se muestra rígido, el emprendimiento da muchas herramientas que sirven para insertarse en él. Por lo tanto, creo que es una poderosa herramienta de empoderamiento, porque el emprender es una forma de participar en esta economía. 

Las empresas de mayor tamaño, están jugando un rol que no habíamos visto antes. Hay un cambio importante de mirada, no sé si es motivado por las regulaciones o motivados por los grandes desafíos en el mundo. Por lo que desde las políticas públicas, se podrían buscar formas de generar puentes o incentivos virtuosos entre empresas mas consolidadas y emprendimientos en etapas iniciales.

¿Desde el sector privado, destacas esa característica?  

Hay un tema de vinculación, proyectos importantes de corporate venture capital.  Por otro lado, las empresas tienen que hacer reportes de ESG. En los temas sociales y medioambientales hay un montón de emprendimientos que se hacen cargo y que pueden trabajar con las empresas de mayor tamaño, no solamente como proveedores de servicios. Estamos en un momento bien crítico, el rol de las grandes compañías es clave y es una tremenda oportunidad para los emprendedores. 

¿Falta otros apoyos desde el sector privado?

Nadie tiene que dar. El emprendimiento debe mostrar el valor que tiene. Debe concebirse como una relación win win. Con las grandes empresas pueden vincularse, no sólo a través del área de responsabilidad social empresarial, sino que también a través de la innovación, de los procesos productivos y operativos, con su relación con las comunidades. Se pueden hacer proyectos virtuosos. 

¿Existe espacio para el intraemprendimiento en empresas? 

Sí, hay espacio. Quedó demostrado en la pandemia que muchas fueron muy creativas, para idear soluciones ágiles. Lograron detectar oportunidades y actuaron a tiempo. Cada vez vemos más organizaciones, que están cultivando la lógica de la innovación y de la agilidad para avanzar.

¿Hay rubros preferidos por parte de los emprendedores?

En el sector servicio se desarrolla más actividad emprendedora y también en el retail. Pero, destaco que transversalmente desarrollan un propósito con sentido social, medioambiental y de desarrollo sostenible.

La profesional concluyó “que es importante que el ecosistema sea accesible para todos. Lo característico es que el emprendimiento rompió la inercia que había de los negocios tradicionales. Pero es necesario abrirlo más”.

Por PROPYME